En primer lugar, la autoestima y el valor que estas personas se dan a sí mismas es muy bajo, y nada tienen que ver con su nivel intelectual. Ya sea una mujer de clase alta como una más humilde, el maltrato aparece de la misma manera y ocasiona en las mujeres efectos comunes.
Ausencia de cariño y afecto
Realmente, el hecho de tener alguien con quien compartir sus vidas, las convierte en muy dependientes de esta relación y es un factor que ayuda a la perpetuación del problema.
Poco valoradas
También aparece en ellas un concepto de sí mismas muy pobre, no desarrollando sus potenciales en otras áreas, ya que se quedan aisladas en la casa; algunas bien situadas y con trabajos estables si consiguen valorarse a sí mismas por los logros en el trabajo, aunque las demás áreas se vean afectadas. Tengamos en cuenta que una víctima de maltrato poco a poco se encuentra más aislada de su entorno social y sus relaciones interpersonales disminuyen desde el principio, pues el maltratador se encarga de inculcar miedo para que no pueda comunicarse con nadie.
Falso concepto de la pareja
Otro frente importante de problemas para la víctima está en su razonamiento sobre las relaciones interpersonales, lo que significan para ella y sobre todo a nivel de pareja. Ésta mujer va a tener muchos déficit o muchos pensamientos erróneos que también van a ayudar a que se mantenga pasiva ante el problema.
Suelen elegir a personas que aparentan seguridad en sí mismas, lo cuál se contrapone a su propia personalidad y por ello aprenden en un primer momento de la relación a idolatrarlas. Se produce una ilusión ante la relación que es un engaño, ya que nada es tan bueno. Su necesidad de protección las lleva a buscar a este tipo de personas, realmente, más tarde esto se vuelve en su contra.
Los demás importan más que uno mismo
Debido a su necesidad de afecto y de valoración por parte de los demás, se dedican a dejar de lado sus necesidades y a cubrir las de su pareja, con el fin de no ser abandonadas y de ser queridas para siempre. Es una dedicación absoluta que demuestra su dependencia emocional. Llamadas a todas horas, necesidad de estar juntos en cada momento, preocupación excesiva por todas sus cosas; todo esto es el caldo de cultivo que ayuda al maltratador a empezar a actuar.
Sabe cuales son los puntos débiles de su pareja y la atacará por ahí. Por eso son habituales las críticas, los resentimientos, las culpabilidades, etc. La víctima acaba por creerlo todo y se hunde en un pozo sin salida.
Miedo a la soledad
También aparece un miedo a la ruptura y a la soledad cuando todo acaba , de tal manera que esto les ayuda a mantener la relación.
Por otro lado, cuando termina se encuentran perdidas y por ello a veces vuelven a perdonar al agresor o a citarse con él de vez en cuando bajo la idea de que no volverán a engancharse. Cuando lo lógico sería no querer volver a verles nunca más.
Dependencia económica
La mayoría de las mujeres dependen de sus parejas para sobrevivir en el plano económico. Ellos, en su afán por someterlas, utilizarán la violencia psicológica haciéndolas sentir inútiles, feas, inseguras, sembrando en ellas la idea de que nunca podrán ser autosuficientes. El miedo a esa "realidad", hace que ellas acepten tener una vida "protegida" y sin poner en riesgo su "estabilidad" ni la de sus hijos.
Este tipo de incoherencias de pensamiento son muy habituales y forman parte del trastorno emocional en el que se hayan sumergidas.
Su curación debe ir encaminada a desmontar sus errores referentes a la relación de pareja, a reforzar su autoestima y a tomar las riendas de sus vidas.
La ansiedad y la depresión son síntomas típicos. Se encuentran tristes y abatidas, por ello se muestran a menudo pasivas ante el problemas e indefensas. Sus pensamientos erróneos las hacen dar muchas vueltas sobre las consecuencias de la ruptura , de estar solas, miedo a enfrentarse a un trabajo, a dejar a los hijos sin padre (un tipo violento y peligroso), entre otros
A menudo son mujeres con un historial muy pobre de cariño y afecto. Procedentes de familias en las que se han valorado otras cosas, están acostumbradas a ser poco valoradas por el entorno o a que no se les preste atención. Pueden aceptar ese trato como parte habitual en sus relaciones y no se quejan hasta que es demasiado tarde.
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