Si eres responsable eres respetable y confiable.
Responsabilidad significa responder por las propias acciones, hacerse cargo de todo lo que se elige hacer, y de las obligaciones que corresponden a los roles que se desempeñan en una sociedad.
Es difícil encontrar la medida justa del ejercicio de la responsabilidad. Algunos no conocen siquiera el significado de esta palabra y se conducen por la vida dejando un tendal de víctimas por no hacerse cargo de sus acciones ni cumplir con sus obligaciones; en cambio otros exageran sus atribuciones y las asumen con demasiado rigor.
Encontrar el equilibrio no es fácil, pero se puede, prestando atención a cómo desempeñamos nuestros roles.
En toda sociedad, cada persona ejerce diferentes roles en cada uno de los distintos ámbitos en que se desarrolla su existencia.
El rol es el papel que se desempeña en un grupo y está constituido por las expectativas de los miembros, en base a los usos, costumbres y normas de la sociedad en que viven.
La persona que decide no cumplir con las expectativas del rol que le corresponde en un grupo, puede provocar serias consecuencias y será cuestionado y rechazado por sus miembros.
El no cumplimiento de las expectativas de rol por uno de los miembros, o su ausencia, producirá un cambio disfuncional en el grupo, trastorno que tratarán de subsanar los demás mediante el reemplazo de esa función por otro que espontáneamente asumirá el rol como suplente, que nunca será el mismo rol, sino que será un papel diferente, con el objeto de mantener la cohesión y el equilibrio.
Un rol es una función que se ejerce y es un comportamiento que llevará el sello propio y la creatividad de quien lo desempeñe.
No siempre se eligen los roles, muchas veces situaciones imponderables obligan a hacerse cargo de funciones más allá de las atribuciones que normalmente corresponden y ello también depende del grado de responsabilidad que tenga cada uno.
A veces el exceso de responsabilidad representa para algunas personas un verdadero desafío, identificándose con un proyecto que no es el suyo y que no siempre redunda en beneficio de los demás.
Porque los roles que se asumen en el lugar de otro son siempre transitorios y no es necesario incorporarlos a la identidad en forma definitiva ni deben reemplazar el propio proyecto.
Cuando la vida pone a alguien en una situación que la obliga a hacerse cargo de un rol ajeno por causa de fuerza mayor, lo mejor es diversificarlo en sub roles, que se podrán distribuir entre los demás miembros en función de sus aptitudes y capacidades.
El liderazgo distribuido funciona en todos los grupos operativos y el resultado es el eficaz cumplimiento de los objetivos, haciéndolos a todos partícipes del proceso.
Repartir las responsabilidades en un grupo enseña a sus miembros a ser responsables en sus propias vidas individuales y no acostumbrarse a una autoridad que decida todo por ellos.
El líder de un grupo es el primero que debe cumplir las reglas que él mismo debe imponer y debe controlar que se respeten.
Las transgresiones deberán sancionarse, de común acuerdo, en forma no demasiado severa pero con firmeza, así como la ley sanciona a los ciudadanos cuando cometen un delito.
La responsabilidad en los actos es además una cualidad que muestra la fortaleza del carácter y que modela la personalidad y permite a una persona ser dueña de si misma, más firme, segura, estable, y confiable.
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