"Algunos se imaginan ser libres y no ven las ataduras que los aprisionan". J. M. Buckert
En los últimos tiempos se habla mucho acerca del despertar de la conciencia. El significado de este concepto varía según el punto de vista de quien lo interprete (según su realidad).
Tal vez lo importante de rescatar es que cada vez más personas se cuestionan y se hacen preguntas acerca de su existencia, buscan llenar de significado sus vidas. Ya no se conforman con lo que dicta el status quo: nacer, crecer, ir a la escuela, ir al colegio, tal vez a la universidad, trabajar, casarse, tener hijos, verlos crecer, esperar a que tengan nietos, jubilarse y morir. Eso es todo. En el medio de la rutina algún paseo, alguna fiesta, desear una mejor casa, un mejor carro, etc., eso es todo: desear y comprar.
¿Es esto todo lo que ofrece la vida? Esta es la pregunta que muchas personas se están haciendo, pregunta que nuestros padres y abuelos ni siquiera soñaron con hacer por puro temor al castigo del infierno.
Pero las religiones agonizan, la espiritualidad y la ciencia tan dividas por tanto tiempo, empiezan a reencontrarse y las personas confundidas buscan nuevos gurus que guíen sus vidas y les digan en que creer y que deben hacer.
Que terrible miedo le tenemos a la libertad, cómo nos atemoriza pensar, y ni que decir del terror a asumir la responsabilidad por nuestras creencias, actos y pensamientos.
Quienes empiezan a atreverse, quienes buscan encontrar un rumbo distinto, quienes enfrentan sus miedos y pasan a través de generaciones de pensamientos y creencias implantadas y se atreve a buscar sus propia verdad, son los que descubren el despertar de su adormecida conciencia.
El despertar es un proceso interior de cambio, de luchas internas. Lleva implícito un compromiso para aprender a ser libre.
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