Desde el punto de vista etimológico, alexitimia significa estados anímicos que no se expresan en palabras, o sea, que consiste en la dificultad de no expresar verbalmente las emociones, cosas internas no dichas que conservamos dentro, a veces sin darnos cuenta, sin entenderlas, que buscan una salida a la superficie por medio del cuerpo, produciendo alteraciones orgánicas, como úlceras, problemas respiratorios y de alimentación y también adicciones.
La gente en general suele tragarse los enojos para evitar una pelea y se pone ansiosa cuando se siente presionada, sin embargo, no suele decir nada.
Las patologías más comunes que producen estas conductas, son los trastornos gastrointestinales, la presión alta, la artritis y el asma, entre muchas otras, porque cada persona se enferma de lo que puede, o sea de aquello para lo cual tiene una predisposición; y a veces estos estados disfuncionales pueden ser muy graves.
Básicamente se trata de la dificultad para entender los propios sentimientos y no encontrar las palabras para expresarlos, para intentar comunicarse y relacionarse con los demás.
Las personas que sufren de este trastorno, permanecen en un estado de confusión, insatisfacción y descontento, pero dispuestos a cuidar las apariencias, mientras la procesión va por dentro.
Generalmente consultan a algún profesional de la salud por problemas orgánicos o funcionales, cuando fracasa en sus relaciones o cuando no pueden disfrutar de la vida, pero no relacionan sus patologías con sus estados anímicos.
Los factores genéticos pueden influir en este modo de vivir las experiencias, pero los resultados de las investigaciones en este sentido, todavía no son concluyentes.
También existe la hipótesis de que es una cierta disfunción cerebral a nivel de la conexión entre ambos hemisferios la que lo provoca, aunque la influencia más sólida se refiere más a la educación que se ha recibido y a la cultura a la que se pertenece.
En estos casos, lo más importante es aprender a preguntarse el motivo de nuestros estados anímicos, tratando de conocer qué es lo que lo provocan.
Las personas con este trastorno suelen distinguirse por ser aplicadas y por hacer siempre lo correcto. Pueden ser introvertidas, solitarias y centradas más en las obligaciones que en las oportunidades de esparcimiento, les cuesta disfrutar del ocio y se ponen ansiosas si no hacen cosas que consideran de utilidad. Tienen un alto sentido de responsabilidad, son ordenadas, cumplidoras, puntuales y sobre adaptadas; y esto es lo que les impide tener posibilidad de apertura y limita su perspectiva, pero los hace sentir cómodos.
Sin embargo, pueden tener reacciones inusitadas cuando pierden el control, y ser capaces de actuar en forma violenta, tanto con los demás como con ellos mismos.
Pueden recurrir al alcohol o las drogas frente a situaciones de estrés y contar con una larga historia de problemas de salud, que tal vez no los maten pero que si le hagan la vida miserable.
Es probable que se automediquen con ansiolíticos, sin buscar la causa del conflicto que no pueden comprender.
La alexitimia puede ser un trastorno de la personalidad que acompaña a una persona toda la vida, pero también es una forma de enfrentar un trauma psicológico eventual cuyo dolor se ha reprimido para evitarlo.
En general, estas personas rechazan la psicoterapia porque no desean ahondar profundamente en sus conflictos internos y prefieren sepultarlos e ignorarlos.
Es una afección que se relaciona con la ansiedad, el estrés y la depresión.
Lo indicado es realizar un buen diagnóstico y luego realizar el consecuente abordaje clínico y psicológico.
El paciente deberá aprender a sentir, a identificar esos sentimientos y a expresarlos.
La Licenciada Mónica Bruder, psicopedagoga y doctora en psicología, propone el cuento terapéutico como un elemento ideal para proyectar a través de la escritura, situaciones críticas propias que los pueden ayudar a encontrarles un final feliz.
En los cuentos aparecen alternativas y recursos que no se tenían en cuenta para uno mismo pero que sí han podido imaginar en la ficción.
En algún nivel, la mayoría de las personas tiene dificultades para expresar sus emociones, porque es lo que nos enseña esta cultura, a disimular, a levantar barreras, a desconfiar, a controlarnos y no exponernos, para protegernos y evitar quedar vulnerable.
No saben que sólo la vulnerabilidad nos hace invencibles.
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