El codependiente necesita asumir responsabilidades en parcelas de la vida de las personas que los rodean, al punto de sentirse incómodo y desamparado cuando está solo debido a su falta de límites entre el yo y el otro.
Cuando termina una relación importante, busca con urgencia otra a la que proporcionar el cuidado y apoyo que cree necesitar para reforzar su propia autoestima.
Rechaza el hacer peticiones, incluso las más razonables al tiempo que subordina sus propios deseos a los de aquellos a los que dice proteger.
En suma, la necesidad de conseguir la aprobación de otros llega a ser una meta en sí y para alcanzarla, la persona codependiente está dispuesta a aceptar situaciones con las que está en desacuerdo.
La sensación de necesitar de otros llega a ser tan intensa que aparecen sentimientos de malestar cuando por lo que sea la persona tiene que permanecer sola sensación que se agrava cuando sospecha que la van a abandonar.
El término co-dependencia surge en la década del 70 al principio centrado en el ámbito de la dependencia al alcohol y los malos tratos, para describir la actitud adoptada por algunos familiares respecto al paciente. Básicamente, se caracterizaba por el reforzamiento de las conductas adictivas o desadaptativas del paciente, que parecía expresar la necesidad de seguir siendo un cuidador-víctima permanente, para así mantener la propia identidad.El problema en reconocer y tratar a un codependiente radica en elevado refuerzo social de los comportamientos co-dependientes sobre todo en el caso de las mujeres porque se llega a entender que una de las funciones de la mujer estaría en el cuidado, la dedicación y la protección de los demás miembros de la familia, sobre todo los más necesitados por cualquier motivo. Es claro el caso de las cuidadoras informales de personas mayores cuyas vidas llegan a girar enteramente en torno a su padre o madre mayor y dependiente, eliminando cualquier otra opción de ayuda para sentirse útil e imprescindible. El clasico: “nadie lo/la entiende/cuida/quiere como yo”. Su existencia como persona autónoma desaparece para asumir enteramente la de “cuidador”
El codependiente no solo se preocupa por el otro, sino que llega a ser su obsesión; las consecuencias suelen ser la baja autoestima, la frialdad afectiva y las complicaciones médicas del estrés.
Cemak establece unos criterios para diagnosticar un trastorno codependiente:
La propia autoestima depende de la capacidad para controlar al otro y a uno mismo
Asunción de la responsabilidad de satisfacer las necesidades del otro
Ansiedad de separación
Tendencia a establecer relaciones con personalidades difíciles, dependientes de sustancias u otros codependientes
Compulsiones
Hipervigilancia
Depresión
Orientación psicoterapéutica:
Es dificil que alguien codependiente pida ayuda para sí mismo: siempre es para el otro. No obstante se puede trabajar intentando analizar cómo esa condcuta esconde un profundo desamparo gestado en etapas tempranas en que los adultos que debían cuidar no lo hicieron. Poco a poco se buscará ampliar el repertorio de conductas independientes aunque generen ansiedad.
En todo caso se buscará cambiar la manera en que el codependiente interactúa, al tiempo en que se promueve su autonomía.-
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