Las mujeres tienen más tendencia a dar vueltas a las cosas de forma obsesiva.
Existe una forma de pensamiento en la que, al igual que un hamster en su jaula, la persona va dando vueltas a un asunto en su cabeza. Puede ser la obsesión sobre un problema, una pérdida, cualquier tipo de contrariedad o incluso ambigüedad, sin poder pasar a la acción.
Se produce entonces una doble complicación: mientras se le va dando vueltas al asunto, éste se profundiza más y más en el cerebro, intensificando así sus niveles de ansiedad y depresión. Los problemas adquieren un grado más intenso al magnificarlos y quedan sin resolver ya que cuesta cada vez más tomar una decisión para solucionarlos.
Como algunos investigadores han demostrado, la tendencia a iniciar este proceso revela una gran cantidad de diferencias de género en la forma en que se controlan las experiencias emocionales.
En lo que a estilos de pensamiento se refiere, los hombres y las mujeres deberían aprender unos de otros. Mientras que las mujeres se hallan más predispuestas a pensar en círculo, quizá porque valoran más las relaciones y dedican más tiempo y energía mental al proceso, a menudo equívoco, de cómo contentarlas, los hombres, en general, toman el camino opuesto: se lanzan a la acción sin pensar demasiado en el problema y como resultado, las soluciones no están siempre lo suficientemente bien enfocadas o dirigidas.
He aquí algunas estrategias que pueden ayudarle a mejorar el control de sus pensamientos en situaciones difíciles:
• Evalúe su propia tendencia a obsesionarse sobre los problemas. Píenselo como una prueba de mantenimiento para su cerebro. Pregunte no sólo a sus amigos, sino también a los conocidos qué opinan sobre sus niveles de obsesión en una escala que vaya desde suave, moderado hasta grave.
• Tómese su tiempo en evaluar cuánto emplea en pensar sobre un mismo problema, si concierne a uno de sus hijos, su trabajo o si debe cambiar un electrodoméstico. Al finalizar cinco minutos, debería tener un sentimiento de pasar a otro paso en la acción requerida para solucionar el problema.
Si piensa sobre el problema después de cinco minutos, existe la posibilidad de que padezca un trastorno obsesivo.
• Los hombres pueden beneficiarse especialmente mirando si están reprimiendo sus sentimientos. ¿Cuánto tiempo evita centrarse en sus problemas relacionados con emociones? ¿deja pasar días o incluso semanas sin pensar en los problemas más acuciantes? De nuevo, confíe en otros ya sean familiares, amigos, conocidos, para recavar información sobre cómo es usted ante la obsesión.
• Si es usted obsesiva, concédase cinco minutos en pensar sobre un problema en particular. Es realmente beneficioso poder hablar del problema con otra persona, eso le dará el suficiente “feedback” que la ayudará a abrir su mente y a acometer la acción más efectiva para conseguir sus objetivos.
• Un elemento clave para ganar control sobre sus pensamientos limitando a la obsesión es usar técnicas de distracción a través de la acción. Cuando los pensamientos empiezan a dar vueltas es necesario romper el círculo mediante maniobras de distracción. Salga a dar un paseo. Salga al jardín o ocúpese de sus plantas. Entre en la cocina y piense qué prefiere para cenar. Abra un libro y léalo.
• Entienda que la resolución de problemas siempre requiere proceso sus pensamientos de una manera constructiva y actuar sobre ellos. En situaciones difíciles es necesario saber cuándo procesar el tema con el que está lidiando y cuándo no y cuánto y ello depende de su energía.
Puede intercambiar entre proceso y actividad tan a menudo como el pensamiento le lleve hacia el tema ya que de otra manera podría hundirse en la obsesión. Si se mueve hacia adelante, va hacia la dirección correcta.
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