Es un trastorno que puede presentar síntomas muy variados, como por ejemplo: una intensa angustia, ira, gran irritabilidad y episodios psicóticos transitorios. En ocasiones, puede llevar a la depresión intensa y a presentar crisis de pánico.
La mayoría de las personas que lo padecen han sufrido algún tipo de carencia afectiva primaria en la infancia.
Por eso, sienten un profundo temor y en muchos casos, terror al abandono de la pareja, de los padres, del psicoterapeuta, entre otros.
"Tiene que estar bien diagnosticado, porque hay quienes tienen ataques de pánico y depresión, y no son borderline", aclaró Spatola.
Wapner sostuvo que a veces, cuando la sensación de vacío se vuelve insoportable, el paciente recurre al abuso del alcohol y a diferentes sustancias.
Tiene actos impulsivos y compulsivos, incluso en el plano sexual, para tratar de aliviar esa angustia permanente que la persona siente.
"Cortarse la piel es una de las conductas de riesgo que más se ven en los adolescentes.
Algunos lo hacen como un intento de suicidio y otros como una forma de buscar una identidad del propio cuerpo."
También suelen tener un alto nivel de conflictos interpersonales, ya sea a nivel afectivo, laboral, familiar.
"Estamos hablando de un patrón de trastorno permanente, de una manera de funcionar", destacó Spatola.
Si bien la posmodernidad afecta a todos, este tipo de personalidad predomina en el sexo femenino. Se sabe que hay entre dos y tres mujeres por cada hombre borderline en la población.
"Esto -dijo Spatola- tiene que ver básicamente con factores hormonales.
Hay que pensar que la mujer ya de por sí, por su naturaleza endócrina, tiene más tendencia a la inestabilidad anímica por factores relacionados con los estrógenos."
En general, los trastornos de personalidad se manifiestan entre los 18 y 20 años, al finalizar la etapa de la adolescencia. Y los expertos señalan que no se detecta antes de esa edad, porque todavía no se estructuró su psiquismo, su mente.
Los especialistas coinciden en que la calidad de vida del paciente mejora en forma notoria con el tratamiento. Spatola destaca la importancia del abordaje psicoterapéutico y cuando es necesario, hay que agregar el farmacológico.
La mediación consiste en antidepresivos, estabilizadores de ánimo, algunos ansiolíticos y antipsicóticos. Esto es muy variable y depende de cada caso.
Los tratamientos no son estandarizados, se van adecuando y ajustando según la sintomatología del paciente y en función de sus necesidades. Una de las líneas más importantes es la psicoterapia psicoanalítica y la otra es la psicoterapia cognitiva.
"Es esencial la ayuda de terapeutas bien entrenados en este tipo de patologías del carácter.
Tienen que ser empáticos, contenedores, resolutivos, estar disponibles en caso de alguna urgencia", aconsejó Spatola.
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