Acordarse
"Para los brujos, acordarse no es lo mismo que recordar. Recordar es cuestión del pensamiento cotidiano, cuestión de la posición habitual del punto de encaje. Acordarse, en cambio, depende del movimiento del punto de encaje. La recapitulación de sus vidas, que hacen todos los brujos, es la clave para mover el punto de encaje. Los brujos inician la recapitulación pensando, recordando los actos más importantes de sus vidas. De simplemente pensar en ellos pasan a verdaderamente estar en los eventos mismos, pasan a revivirlos. Cuando logran eso, revivir los eventos mismos, han movido, en efecto, el punto de encaje al sitio preciso en el que estaba cuando ocurrió el evento que están reviviendo. Revivir totalmente un acontecimiento pasado, mediante el movimiento del punto de encaje, es lo que los brujos llaman acordarse."
"El Conocimiento Silencioso"
La recapitulación, de acuerdo con lo que Don Juan les enseñó a sus discípulos, fue una técnica descubierta por los chamanes del México antiguo y utilizada por cada chaman practicante desde aquel entonces para ver y revivir todas las experiencias de su vida, con la finalidad de alcanzar dos objetivos trascendentales:
1 - La meta abstracta de cumplir con un código universal que demanda renunciar a la conciencia en el momento de morir.
2 - Alcanzar una meta sumamente pragmática, la de adquirir fluidez perceptual.
La recapitulación consiste en recordar a cada persona que se ha conocido y cada experiencia que se ha tenido. La fase inicial de la recapitulación consiste en dos cosas.
La primera es la lista: se ha de escribir una lista de todas las personas que uno ha conocido a lo largo de su vida, empezando desde el presente y regresando hasta los recuerdos más remotos.
Es una parte necesaria de la recapitulación, a manera de recurso mnemotécnico. La lista forma una matriz para que en ella se enganche la mente. Puede dividirse por años, por trabajos, en el orden que se quiera, pero siempre de forma secuencial.
Se toma a la primera persona de la lista y se va retrocediendo en el tiempo, desde recrear en la memoria la última interacción hasta llegar a la primera experiencia con esta persona. Este acto es denominado como preparar el evento a recapitular.
La segunda es armar la escena: consiste en representarse mentalmente todos los detalles relacionados con los sucesos que van a recordarse.
Es necesario recordar detalladamente cada minucia ya que es el medio más adecuado de afilar la capacidad de recordar. Este acto implica obtener todos los detalles físicos, como son los alrededores del lugar en donde sucedió el evento a recordar. Una vez que se preparó el evento, uno debe entrar en el sitio como si realmente lo estuviera haciendo, y prestando atención especial a cualquier configuración física relevante. Por ejemplo, si la interacción ocurrió en una oficina, se debe recordar el piso, las puertas, las paredes, los cuadros, las ventanas, los escritorios, los objetos encima de los escritorios, todo lo que pueda haber sido visto en una ojeada y luego olvidado.
La lista de nombres dentro de la recapitulación se usa como un recurso mnemotécnico que impulsa a la memoria en un viaje inconcebible. La postura de los chamanes a este respecto es que al recordar los eventos que recientemente han tenido lugar se está preparando el terreno para recordar eventos más distantes en el tiempo con la misma claridad e inmediatez. Recordar experiencias de esta manera, es revivirlas, extrayendo de estos recuerdos un ímpetu extraordinario capaz de regresar la energía que se ha dispersado de nuestros centros vitales y regresarla a ellos.
Recapitular
La recapitulación es el acto de recuperar la energía que ya hemos gastado en acciones pasadas y es considerada como la mejor forma de preparar al cuerpo para la redistribución total de la energía.
Recapitular implica recordar a todas las personas que hemos conocido, todos los lugares que hemos visto y todos los sentimientos que hemos tenido en toda nuestra vida, empezando desde el presente y volviendo hasta los recuerdos más remotos, para luego limpiarlos, uno por uno, con una respiración especial que barre todo.
La recapitulación debe iniciarse con el recuento de los eventos que acaban de suceder. De esta forma, la primacía de la experiencia tiene la prioridad. Algo que acaba de suceder es algo que se puede recordar con gran exactitud. Los brujos cuentan con el hecho de que los seres humanos son capaces de almacenar información detallada de la que no se está consciente.
Lo importante es volver a experimentar los sucesos con el mayor detalle posible con el fin de "revivir" los sentimientos que uno sintió en sus entrañas, sea a la altura de la boca del estomago, en la garganta o en la zona umbilical. Hay que "alcanzarlos" y tocarlos con la respiración que los barre, para de esta manera liberar nuestra energía atrapada. "Alcanzar" y tocar estos sentimientos que pertenecen al pasado, significa observarlos sin verbalización mental. En ningún caso hay que dejarse arrastrar por estos sentimientos ni volver a involucrarse en ellos. A tal efecto, es recomendable realizar la recapitulación en silencio, sin ningún elemento que pueda afectar nuestra sensibilidad, como podría ser escuchar una pieza musical que reactive un particular estado emotivo. Es así por lo menos si uno no tiene el suficiente poder para resistirse al flujo impetuoso de recuerdos traumaticos. En caso contrarios, estos elementos -aromas, música, sabores, ...etc.- que traen de nuevo a la superficie sentimientos del pasado, pueden constituir una ayuda para recapitular, sin embargo e insisto, el objetivo es observar los sentimientos con total desapego para luego barrerlos, y no dejarse llevar por ellos.
La restauración energética es un proceso natural que efectúa la totalidad del ser para recuperar la conciencia y la energía involucradas en los eventos vividos. Este portentoso proceso de sanación tiene lugar solo cuando la mente entra en un estado de silencio interno y el recuerdo mental deja lugar al recuerdo corporal reviviendo así dichos eventos de una forma total, sanando en este proceso nuestras heridas emocionales y restaurando nuestro campo de energía de los daños sufridos.
Una alternativa consiste en comenzar la recapitulación enfocando nuestra atención primero en la actividad sexual que hayamos tenido en el pasado. Ahí es donde está atrapada la mayor parte de nuestra energía. Por eso debemos liberar esos recuerdos primero.
Al recapitular, trata de sentir unas largas fibras elásticas que se extienden desde tu región abdominal. Luego alínea el movimiento giratorio de la cabeza con el movimiento de esas escurridizas fibras. Son los conductos que recuperarán la energía dejada atrás por ti. A fin de recuperar nuestra fuerza y unidad, debemos liberar la energía que dejamos atrapada en el mundo y atraerla otra vez a nosotros.
Al recapitular, extendemos esas fibras elásticas de energía a través del espacio y el tiempo hasta las personas, los lugares y los sucesos que estamos examinando. El resultado es que podemos volver a cada momento de nuestras vidas y actuar como si de hecho estuviéramos ahí.
En un nivel más mundano, la recapitulación otorga a los practicantes la capacidad de examinar la repetición en sus vidas. La recapitulación los puede convencer, sin sombra de duda, de que todos nosotros estamos a merced de fuerzas que finalmente no tienen sentido, aunque a primera vista parezcan perfectamente razonables.
Lo que los brujos del México antiguo buscaban ávidamente en la recapitulación era la memoria de la interacción, ya que en la interacción yacen los profundos efectos de la socialización o domesticación la cual se esforzaban por superar por todos los medios posibles.
Si cualquier cambio en la conducta ha de realizarse, tiene que ser a través de la recapitulación, ya que este es el único vehículo que puede acrecentar la conciencia al liberarla de las calladas exigencias de la socialización que son tan automáticas, tan dadas por sentado que ni siquiera se notan bajo circunstancias normales, y mucho menos se las examina.
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