Esta es la historia de una mujer de 49 años, que ha asumido la responsabilidad de cuidar a su madre, de ayudar a sus hijos, en el cuidado de los nietos . de estar siempre dispuesta a hacer por ellos... lo que no es capaz de hacer por ella misma.
Todo esto, sin que nadie le obligue a asumir dichas responsabilidades.
De esta manera, sus hijos se han acostumbrado a que ella siempre está libre para todo y dispuesta a cuidar a sus nietos, porque tiene miedo de decir no.
Además, hablando con ella, me confesaba, que si dice "no" se siente culpable, porque total, a ella no le cuesta nada... lo que pasa, es que sí le cuesta... deja de hacer cosas para ella, ha dejado de hacer cosas para ella, para, ser niñera de los nietos,, porque primero están elloss, ha dejado en definitiva de vivir su vida.
Con frecuencia, las personas nos ponemos obligaciones y asumimos responsabilidades que no nos correponden, nos metemos en un engranaje del que luego nos cuesta salir, porque, si empezamos a poner limites y decir que no, nos sentimos culpables y egoistas, sin tener en cuenta que tenemos derecho a vivir nuestra vida, a utilizar nuestro tiempo para nosotros y a ocuparnos en lo que queramos, sin necesidad de estar permanentemente pendientes de los hijos y nietos , dándonos espacio a nosotros mismos.
Esto no nos hace peores personas, ni más egoistas, lo que nos hace es humanos y artífices de nuestra propia vida y de vivirla como queramos.
Que cada cual asuma las riendas de su vida y sus responsabilidades. Ayudar sí, pero servilismo no.
Tenemos quye entender que mi vida es tan importante como la de los demás y tengo derecho a vivirla como yo quiera, sin obligaciones y culpas que yo misma me impongo.
Desengancharse de estas obligaciones cuesta mucho, porque también la presión de los hijos acostumbrados a tener el control sobre la vida de la madre, a la que manipulan con resentimientos
y venganzas pueriles.
No es apostar por el individualismo, sino por llevar el control de tu vida, y permitirte en definitiva, vivirla.
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