Las mujeres, independientemente de su nivel socioeconómico y de su nacionalidad, tienen unas tasas significativamente más altas de depresión que los hombres. Las causas de esta incidencia más alta parecen ser una
mezcla de factores biológicos y culturales. Cambios Hormonales Todas
las mujeres tienen riesgo de oscilaciones emocdo experimentan cambios
hormonales extremos. El papel de las hormonas en la depresión no está
claro, pero las hormonas femeninas juegan papeles en la disforia premenstrual, la depresión postparto, y el SAD. Estas formas de depresión disminuyen o desaparecen después de la menopausia. Las evidencias sobre las causas hormonales de la depresión se basal primordialmente en las observaciones de la depresión durante estadios específicos del desarrollo femenino:
-Pubertad precoz: las mujeres que inician la pubertad antes de lo normal (alcanzando el punto medio a los 11 años o antes) tienen mayores probabilidades de sufrir depresión durante la adolescencia que las chicas que maduran más tarde.
-Premenopausia: las mujeres premenopáusicas (entre los 20 y los 45 años) fueron más susceptibles a la depresión, y un 22% de este grupo reportaron síntomas de depresión mayor. La disforia premenstrual (depresión severa antes del periodo) afecta específicamente alrededor del 3 al 8% de las mujeres en su edad reproductiva (ver el informe de Well-Connected Síndrome
Premenstrual).
-Depresión post-parto: casi todas las madres primerizas experimentan un periodo corto de depresión ligera siguiendo al parto (conocido como "baby blues"). Sin embargo, no se considera una depresión posparto a no ser que persista más de una semana o dos y sea muy severa. Los estudios han informado de que entre el 8% y el 20% de las mujeres tienen una depresión postparto diagnosticable en los tres primeros meses después del parto, y en un estudio, el 5% de ellas tenían pensamientos suicidas. Un estudio
sugirió que los niveles fluctuantes de estrógenos y progesterona que acompañan al parto pueden jugar un papel importante en la depresión
postparto como mínimo en las mujeres que son más sensibles a estos
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cambios. Las mujeres con episodios depresivos previos, las primerizas
cuyos bebés tienen problemas médicos y las mujeres a las que les falta el apoyo social parecen tener un riesgo mayor de depresión postparto. Debe destacarse que muchos de las parejas de las primerizas también sufren de depresión ante el nacimiento de un hijo.
-Aborto: el aborto supone un riesgo de depresión muy importante, especialmente en el primer mes tras la pérdida del embarazo. Las mujeres de mayor edad sin ningún embarazo a término, y las que ya tienen una historia previa de depresión, tienen un mayor riesgo de padecer depresión.
-Perimenopausia: la depresión a menudo se presenta alrededor de la menopausia (el periodo premenopáusico) cuando, además de los cambios hormonales, también se involucran otros factores (presiones culturales a favor de las mujeres jóvenes, identificación súbita del propio envejecimiento, insomnio). En un estudio alrededor de la mitad de las mujeres perimenopáusicas se diagnosticaron de depresión mayor (las mujeres que tomaban terapia sustitutiva con estrógenos en ese momento tenían las mismas
posibilidades, aunque la depresión parecía ser más leve).
-Postmenopáusia: un estudio sugiere que los resultados medios en las escalas de depresión en las mujeres postmenopáusicas eran casi tan bajas como en las premenopáusicas. De hecho, muchas mujeres reportan que después de la menopausia los síntomas de depresión estacional o de síndrome premenopáusico desaparecían. Conductas de afiliación y Oxitocina Una teoría sobre el riesgo masión de las mujeres se relaciona con las conductas de afiliación, que son aquellas que involucran a las actividades relacionadas con las relaciones personales. Un péptido llamado oxitocina, que se encuentra
en mamíferos, estimula ciertas funciones como la liberación de leche
durante la lactancia y las contracciones uterinas durante el parto. Hay evidencias que sugieren que también puede jugar un papel importante en las conductas de afiliación, como son el cuidado maternal y la atracción sexual tras la adolescencia. En la antigüedad, la liberación de oxitocina tras la pubertad era útil para los embarazos y la lactancia precoz. Las condiciones culturales, sin
embargo, han prolongado el tiempo entre la madurez sexual y la lactancia o el primer embarazo. Este retraso obliga a la mujer a tener que soportar lo que parecen ser sentimientos de separación no naturales. Algunos estudios sugieren que las mujeres jóvenes con más riesgo de depresión son aquellas que tienen factores de riesgo que intensifican estos sentimientos de separación. Estos factores de riesgo incluyen los sentimientos de inseguridad respecto a los padres, la timidez, que limita las relaciones con otras personas, y
el no tener más recursos que otras personas para soportar la separación. Esta teoría también ayudaría a explicar el porqué las tasas de depresión en los hombres son casi iguales que las de las mujeres tras la menopausia.
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