Autor: Teresa Díaz Bada
"La verdad es que he hecho el ridículo; estoy segura de que él estaba pensando que yo no valía y que era poco inteligente.. así que ya me puedo despedir del trabajo". Así me contaba el otro día una paciente en mi consulta, lo mal que se sentía porque estaba segura que los pensamientos del entrevistador eran catastróficos respecto a su valía. Sin embargo, cuando le pregunté si realmente creía que alguien en el mundo podía adivinar lo que el otro estaba pensando, me dijo absolutamente convencida que, claro, que no, que era algo imposible.
Pongo este ejemplo porque es muy frecuente que uno de los errores de pensamiento que llevamos a cabo casi de manera cotidiana es la lectura de pensamiento o el "adivinar" el pensamiento del otro. Además, generalmente, lo que adivinamos es siempre en contra nuestra, lo que hace que cometamos dos errores muy importantes desde el punto de vista emocional, y que nos pasan una factura inmediata en forma de ansiedad y malestar: primero, el creer que somos capaces de adivinar el pensamiento del otro y, en segundo lugar, que, además, ese pensamiento siempre es negativo: "fíjate como hace el ridículo, no vale para nada, vaya tonta..." y otras lindezas que nos encargamos de ir aumentando en una espiral que nos lleva a sentirnos cada vez peor. ¿Por algo real? ¿Alguien nos ha dicho realmente lo que nosotros nos estamos diciendo?
De esta manera, nuestra autoestima se ve mermada inmediatamente, nos ponemos nerviosos, además de estar rumiando y repasando qué hemos dicho, por qué lo hemos dicho, qué deberíamos haber hecho... metiéndonos en una espiral de malestar e infelicidad absurda porque es... imposible adivinar lo que el otro piensa.
Así que, en vez de machacarse diciéndose que ha hecho el ridículo (termino absurdo y sujeto a convencionalismo socioculturales), que es un desastre, que nunca conseguirá nada... y vaya cayendo en la autocompasión, que tan atractiva parece y tan perjudicial es, admita que es humano, que puede y debe cometer errores y que lo que piensen los demás será importante si eso le permite avanzar y aprender, pero nunca si le hace sentirse mal.
Recuerde lo mas importante: lo que piensan los demás puede ser importante si se lo dicen claramente, nunca si lo adivina, porque esto es imposible.
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