Marta Beato
Licenciada en educación con concentración en Counseling. Es Analista Transaccional para América Latina y Estados Unidos, certificada por la Asociación Latinoamericana de Análisis Transaccional y la International Analysis Association (ALAT) y la International Transactional Analysis Association (ITAA). Es Team Coach Certificada por la International Community Coaching (ICC) y la International Association of Coaching (IAC). Tiene una maestría en terapia de pareja y sexual y estudios certificados en Programación Neurolinguística, Aprendizaje Dinámico, Liderazgo Transformador, Desarrollo de Habilidades Gerenciales, Desarrollo Organizacional y Constelaciones Familiares. Tiene 30 años de experiencia trabajando en organizaciones empresas, instituciones educativas y en la consulta privada, en la República Dominicana (lugar en donde radica) y otros países. Dirige el Centro de Productividad y Bienestar, el cual tiene como objetivo principal la capacitación, coaching y consultoría en Desarrollo Humano a nivel empresarial y personal.
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En nuestra cultura occidental, existe la tendencia de reconocer y darle importancia sólo a las cosas que nos gustan de nuestra vida, de nuestra historia. Colocamos en un lugar privilegiado todo lo que nos llena de orgullo y por el contrario, hemos aprendido a ocultar o excluir aquello que no nos gusta o nos recuerda algo que nos conecta con malestar. Solemos sacar de nuestro panorama a las personas que no nos caen bien, las personas y los hechos que nos averguenzan, que nos hacen ruido. En la familia se oculta lo que es vergonzoso o lo que genera dolor y la fantasía es que “si no lo miro, si lo saco de mi escenario, es como si no existiera o no hubiese pasado”.
Pues les tengo noticias: El famoso "borrón y cuenta nueva" no funciona de esa manera. El no mirar las cosas, en vez de ayudarnos, nos complica y, definitivamente, lo excluído tiene un gran poder en nuestras vidas porque, pulula a nuestro alrededor y nos pasa factura para, en un momento dado, manifestarse en falta de amor, de prosperidad, problemas que no logramos superar relacionados con nuestra salud o nuestra vida amorosa.
Voy a empezar ilustrando con un ejemplo común:
Terminaste una relación de pareja y acto seguido, en vez de asumir las culpas, hacer una evaluación de los daños, reconocer las heridas, le pusiste un "se vende" y dices que no tienes nada que mirar, que eso está resuelto, ¡Caso cerrado! Si esto es cierto, en algún momento el campo lo va a mostrar, pero si lo has dicho sólo para convencerte te vas a ver incapacitado para abrirte a una nueva una relación o estado amoroso que funcione para ti y las secuelas te van a privar del disfrute, porque estás atado a eso que está ahí, pero que tu no quieres mirar.
Otro ejemplo:
Eres madre de un hijo problema. Desde que él era pequeño decidiste desconectarte, fue más fácil no tomar acción, no hablar de eso. Tu hijo se gradúa y se va fuera del país, haciendote más fácil eliminar esta pincelada equivocada en tu paisaje, pero todo el dolor que hay en esa historia va a buscar hacerse presente y los momentos más gratificantes van a estar teñidos por eso que no se resolvió.
Esto es así a todos los niveles, porque también como grupo tenemos cosas que mirar: las familias, los pueblos y todos como seres humanos.
En República Dominicana, tenemos, el caso de Haití que está tan cerca y que nos está afectando directamente. Muchos no lo miran, quizás pensando que esto con el tiempo pasará y que si lo ignoramos no existirá, pero si no lo hacemos tomará más fuerza cada día, en busca de llamar nuestra atención y crecerá para hacerse más notorio hasta que sea imposible de esconder.
Y ¿Qué es mirar?
El nombre lo explica, pero lo podemos ampliar diciendo que es reconocer todo lo hay o hubo en nuestra vida, pero TODO. Mirar es decir sí, aceptar, darle un lugar a lo que no nos gusta, a todo lo que quisimos excluir. Asumir que todo lo que vemos o que nos pasa tiene que ver con cada uno de nosotros, preguntarse ¿qué tiene que ver conmigo? Y darle su lugar.
Te invito a mirar todo lo que hasta ahora no has querido incorporar y sumes esto a un nuevo código de conducta. Hay frases que pueden ayudar en este proceso.: Decir, " Sí, yo te miro" o “Sí te miro y bendíceme para hacerlo diferente”. “Sí, te miro y por favor suéltame”. Y así le quitas fuerza.
Por ejemplo si sientes miedo, puedes decir "sí miedo, yo te veo y te doy tu lugar en mi vida”.
Te invito a tener los ojos bien abiertos procurando el incluir en el amor a:
-Los parientes pobres
-La tía prostituta
-Al primo ladrón
-El tío que se suicidó
-El padre alcohólico
"SÍ TÍA QUERIDA, TU TAMBIÉN PERTENECES,
TE MIRO Y TE DOY UN LUGAR EN MI CORAZÓN"
…“Sí,te miro y bendíceme para poder hacerlo diferente “
-El hijo que tuviste fuera del matrimonio
-Al hijo del primer matrimonio de tu pareja
-Los nuevos hijos de tu ex
-Una deuda sin saldar
-Un vicio o una adicción
-Tus incapacidades,
-Tu parte de responsabilidad en algo que fracasó,
-Tus defectos
-Los defectos de tus seres queridos
-El miedo
-La rabia
-La tristeza
-La muerte
…”Sí, te miro y te doy tu lugar”.
Como pueblo, como seres humanos:
-La contaminación ambiental
-Los desastres naturales
-Las guerras
-Las injusticias
-Los hechos trágicos
Si te miro y te doy tu lugar.
Todo lo que no miramos nos mira a nosotros y adquiere más fuerza que si lo incluimos, lo sanamos y le damos su lugar en nuestro corazón. En la medida en la que esto pierde peso, nuestro equipaje se va aligerando para que nuestro viaje sea cada vez más feliz.
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