Como manejamos la Ira.
Frente a la ira el ser humano tiene varias posibilidades y dependiendo de la que escojas, seguramente vas a lograr controlar la ira o no.
Ante la ira podemos tener tres tipos de actitudes como son:
1. Expresamos La Ira:
Esto significa claramente decir con palabras, signos o acciones lo que uno siente o piensa; esto significa que lo exteriorizamos.
Ejemplos de cómo podemos expresar la ira pueden ser en este caso, el pegarle puños a una pared, o a una almohada o en el caso extremo golpear a alguien; pero también es una expresión cuando gritamos, lloramos o cualquier tipo de acción que expresemos exteriormente.
Desafortunadamente cuando resolvemos expresar la ira, el resultado de esa expresión, es el fortalecimiento de la misma; pues si bien es cierto que en el momento en que gritas, o golpeas algo sientes un alivio inmediato, también es cierto que te vas volviendo más vulnerable a lo que pueda desencadenar tú ira y vas a reaccionar cada vez más violentamente, pues como lo sabes nosotros somos seres de energía y allí lo que hacer es alimentar esa energía de la ira.
2. Reprimimos La Ira.
El suprimir o reprimir la ira no la va a eliminar, el que contengamos un impulso o un sentimiento no significa que se vaya a desaparecer ese sentimiento o impulso; al suprimir o reprimir la ira lo que estamos causando es hacernos un daño mental y físicamente.
Ahora bien si estamos reprimiendo todo el tiempo la ira, lo que nos puede suceder es que empecemos a sufrir más a menudo y que se desate ante pequeñas provocaciones, creamos una serie de reacciones desproporcionadas a la situación corrientes que estamos viviendo.
Y el otro efecto es que enfermamos físicamente causándonos en ocasiones daños irremediables.
3. Transformamos La Ira.
La ira es una energía que está saliendo de ti y como toda energía es transmutable, eso significa que podemos cambiar la ira en otra cosa, en otro tipo de emoción que nos sea provechosa y de la cual podamos aprender.
Estoy segura que conoces personas que desarrollas y muestran calma interior, conocerás también aquellas personas que han transformado la ira en paciencia, tolerancia y compasión.
Como puedes ver hay una serie de alternativas a expresar o reprimir la ira, para lo cual debes desarrollar la perseverancia y paciencia, pues como todo en la vida lleva una trabajo juicioso y concienzudo, debes entender qué es lo que causa la ira para poder transmutarla en sentimientos como la comprensión y la compasión.
Para hacerte un parangón sobre lo que es transmutar la ira, quiero que pienses en un dolor que te haya dado en tú cuerpo; solo cierra los ojos y recuerda la última vez que tuviste un dolor físico; cual fue tú reacción a ese dolor? Acaso le dijiste vete que me estás haciendo daño? Acaso te aguantaste el dolor? No verdad, lo que hiciste fue tomar acción e ir donde un médico que te chequeara eso que estabas sintiendo para poder transformar ese dolor en alivio; pues lo mismo debes hacer con la ira, reconocer que la
sientes, y transmutarla para sentir ese alivio.
Dos emociones que se confunden y se mimetizan la una con la otra, quiero que analices esta historia de Jorge Bucay, me parece que es una forma excepcional de mostrar el dolor tan grande que podemos llegar a hacernos cuando tenemos esos ataques de ira..
"La Tristeza y La Ira.
En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta. En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...
Había una vez un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada, como siempre está la furia, urgida, sin saber por qué, se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro, o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo, con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.
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