Los dadores de la vida
El respeto y la reverencia que las tradiciones antiguas de América mantenían hacia los 4 elementos fundamentales: la Tierra, el Agua, el Fuego y el Aire. Este respeto estaba basado en una consideración fundamental: nuestros antepasados estaban conscientes de la estrecha relación y dependencia que guarda la vida del hombre con estos 4 elementos.
"para nuestros abuelos indios, había sólo 4 cosas a los que ellos se permitían aplicar el calificativo de "necesarias": la tierra, el fuego, el aire y el agua. Quita uno solo de esos 4 elementos y la vida misma del ser humano deja de ser posible. Ahí tienes una razón sencilla por la que es importante guardar el inmenso respeto que guardamos para con estos 4 abuelos: ellos son los dadores de la vida, la vida proviene de ellos y nosotros simplemente - como nuestros viejos - hemos aprendido a agradecer constantemente ese regalo".
Son cuatro elementos, y el cuatro, representa la constitución material de nuestro universo, pues la materia (mater = madre) está formada por 4 elementos.
Tenemos en primer lugar a la Tierra, que es lo que confiere solidez, lo que da estabilidad, endurece y aísla, tanto en la dimensión de lo físico, lo psíquico y también en lo espiritual. A semejanza de la Tierra, las madres (humanas y animales) poseen la capacidad de convertir su propio cuerpo en alimento para sus hijos. En la tierra yacen los huesos y la carne de nuestros antepasados, y como estamos hechos de Tierra, nuestros antepasados viven también en nosotros. "En el vientre paciente y fructífero de nuestra Madre, la Tierra, se esconden los embriones de plantas y hombres"
Y la tierra es, además, legítima dadora de conocimiento, pues - como todos los demás elementos - "ha estado aquí mucho antes del aparecimiento del alma humana, y como es más vieja, posee una experiencia mucho mayor que la del hombre".
En segundo lugar está el Agua, que tiene el poder de unir, amalgamar y también el de disolver. Que enseña fluidez y también adaptabilidad, es decir, la capacidad plástica de tomar cualquier forma . El Agua que nos enseña a ser transparentes, que es símbolo de vida y generación, que limpia y purifica. Todavía hoy en día, muchas ceremonias indígenas en nuestro continente, empiezan con un lavatorio ritual.
Está en tercer lugar el Aire, que es lo que expande, difunde y relaciona. Está presente en el aliento del hombre y del animal, ese aliento por el cual - relatan muchas de las tradiciones de la Tierra - el Creador infunde vida en sus criaturas. El Aire es, por tanto, señal inequívoca de la presencia de la vida en el hombre, y cuando la vida lo abandona, se extingue también la presencia del Aire, del aliento. Además, el Aire es el vehículo de la luz.
Y finalmente está el Fuego, lo que dinamiza, transforma y libera. "El fuego que está siempre relacionado con el concepto de purificación, energía primaria, vida, calor, civilización (en el sentido más amplio de Conocimiento Superior)". El Fuego que es el Sol mismo y que preside desde el centro muchos de los círculos ceremoniales y rituales nocturnos de nuestros pueblos.
"Para nuestras filosofías, el Sol es nuestro Padre que da el calor y la energía a la vida. La Tierra es nuestra Madre, fecundadora de vida y dadora de los alimentos. El Aire es nuestro hermano que todos respiramos y compartimos. El Agua es nuestra hermana, fuente de vida de la cual todos bebemos. Estos 4 elementos son sagrados, así nos lo dijeron nuestros antepasados y nosotros tenemos el derecho de respetarlos y transmitir sus enseñanzas a las generaciones futuras".
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