Amiga, no te conozco, no sé tu nombre, ni desde donde estás leyendo esto, ni la situación por la que estés pasando pero quiero decirte algo, a ti que estás a punto de recibir estas palabras:
Tú eres una mujer buena, lo puedo sentir aun a la distancia (Sí, a ti, a ti, ¿Por qué lo dudas?)
¿Sabes? he aprendido, aunque no lo creas, que las mujeres han sido atacadas, golpeadas, menospreciadas, ultrajadas, engañadas a través del tiempo. Siempre hay alguien que no te quiere ver realizada y feliz.
¿Sabías tú que existen personas, que te quieren ver siempre por los suelos? ¿quieres saber por qué? Porque hay hombres que fueron criados por padres y madres que los maltrataron en la infancia y adolescencia y quieren repetir en sus hogares el mismo infierno y no resisten que, tú, una mujer sabia, llena del espíritu de amor, poder, y dominio propio, tome el lugar que le corresponde en este mundo, gritando un “ya basta”, a las dudas, al temor, al abuso y te mires al espejo y digas: Soy inteligente, bonita, fuerte, valiente.
Ponte a pensar, una mujer como tu educando a sus hijos varones, enseñándoles respeto hacia los demás, especialmente hacia las damas, a ser trabajadores, educados, responsables, limpios, alegres, respetuosos con ellos mismos y con los demás, generosos y compasivos. Enseñando a tus hijas a no conformarse a este mundo con cualquier hombre sino a buscar una persona de buen corazón, a ya no soportar más ningún tipo de abuso cruel y violento.
Yo oro para que olvides los malos recuerdos de tu niñez, todo abuso verbal o sexual, todo golpe físico que haya quedado sellado en tu alma. Y te despierte a la realidad de lo que tu eres: Una mujer sabia y valiente con un corazón de guerrera, que no le teme a ningún argumento que en tu vida se oponga a tus sueños.
Amiga, en el 93% de los hogares la mujer es la que tiene más acceso a sus hijos pequeños teniendo así la gran oportunidad de educarlos y enseñarles estas verdades que te he hablado hoy.
Una nueva generación de hombres y mujeres valientes está creciendo en este momento dentro de nuestros mismos hogares. Lo estamos viendo con nuestros propios ojos: son tus hijos, los míos, y esto está sucediendo porque estamos tomando el reto de educarlos, y desarrollen todo el potencial que en ellos hay para ser la bendición a sus familias, a sus amigos, y al mundo entero.
Han querido desvalorizarte, pero hoy te digo: “…eres preciosa a mis ojos, eres estimada, y yo te amo… No temas, que yo estoy rezando por ti …”
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