“La semilla”
Una semilla contiene la esencia de cada ser que, en un entorno adecuado, brota en una nueva vida.
Así comienza esta historia, creyendo en la esencia que contiene cada ser en su interior, un interior generador de vida.
“El guardián de la semilla”
Los guardianes y cuidadores de la semilla, se encargan de conservar, adorar y proteger la semilla, materia primordial para la creación del mundo.
“La semilla y la mujer”
Hay semillas que a veces se creen mujer y a veces la mujer se cree semilla. Y hay contenedores de semillas que toman formas que parecen mujer, mujeres en forma de vaina. Es a lo que yo llamo “mujer semilla”.
“La vaina”
Llena de semillas, la vaina un día se abrió y, como si de un parto se tratase, se rompió la forma de vaina, fluyendo semillas de su interior.
“La recolectora”
Exhausta y ensimismada, observa y disfruta de lo que ha parido. La mujer semilla, se levantó, cargó las semillas a sus espaldas, encontrándose con un mundo por crear.
“La creadora de un nuevo mundo”
Así, comenzó a esparcirlas, creó el horizonte, pájaros y soles como estrellas, creó un mar de montañas y viajó dentro de ellas siguiendo el vuelo de los pájaros. Con sus cabellos formó el mar, dejó caer su cuerpo y sumida en un profundo sueño creó la tierra.
“Encuentro con el creador del viento”
Durante el sueño creó los encuentros. Allí estaba el creador del viento, que con su soplo, esparce la semilla. Se unió a él y juntos esparcieron las semillas por la tierra. Después, la mujer despertó y vio cómo todo lo creado comenzó a cambiar por sí solo. A este y otros encuentros los llamó amor.
“Feminidad y sexualidad”
La mujer observó cómo cambió su mundo con los encuentros. Su cuerpo también cambió, fue consciente de su feminidad, de su sexualidad y de ser mujer. Ahora mira de frente al mundo, nos muestra su rostro y abre su sexo.
“Mujer de agua y las emociones”
La mujer creó las emociones con un cielo de ojos y sintió morir, y ella que vive viva, no le extrañó morir. Ser el fuego de la semilla le enseñó a confiar; así pues, no dudó y aguantó la respiración. Brotó agua de su piel, de sus ojos y boca, refluyendo por el alba de su cuerpo.
“Encuentro con el flautista y la mujer cantora”
La mujer se encuentra al flautista, quien le enseña la melodía de la germinación. La cantora le enseñará a interpretar, en una especie de trance, el canto de la floración.
“Encuentro con la cultivadora y las recolectoras”
La mujer semilla pasó un tiempo aprendiendo todo lo que había que saber sobre la semilla. Así, la cultivadora y las recolectoras le enseñaron a comprender la esencia del cultivo. Con ellas aprendió la complicidad.
“La mujer semilla y su mundo”
La mujer semilla completó su mundo, un lugar de encuentros, de cambios, de nuevas semillas; un lugar donde se puede volver a crear una nueva vida. Se recrea, canta y hace florecer. Camina por los senderos y montañas, cambia de forma a placer; confía y se deja llevar por un mundo de encuentros y de soles como estrellas.
“Encuentro con las mujeres rodadoras”
La mujer se siente mujer y disfruta de su forma. Un día se encontró con las mujeres rodadoras; éstas rodaban felices y libres por su mundo. Así cambió su cuerpo, se dobló y curvó, se hizo un círculo perfecto y se fue con ellas a rodar y rodar. La mujer semilla transforma su cuerpo en una mujer embarazada. Redonda y feliz, dulcificada mujer embarazada.
“Cambio esencial, una nueva vida”
La mujer sintió cómo dentro de ella se guardaba y crecía la esencia de su propia existencia, el alimento esencial contenido en un círculo perfecto, que respira el aliento de la intimidad de un mundo primitivo. Mujer embarazada, que es el inicio de un nuevo estado generador de nueva vida, de la mujer que, una vez, creyó ser semilla.
“Nacida mujer”
Y así termina y comienza un nuevo renacer para la mujer semilla, que recordará en su esencia, lo vivido. Seguirá pariendo, creando, encontrándose y disfrutando de los diferentes estados de su ser. Se hará más fuerte, más independiente, más fértil y más mujer. Yo, nacida mujer, contenedora de semillas, cuidadora, cultivadora, creadora y recolectora, soy, una mujer semilla.
Gloria Lizano López
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