G. I. Gurdjieff
Deben ver que en la vida uno recibe exactamente lo que uno da. La vida es el espejo de lo que uno es; está hecha a nuestra propia imagen. Ustedes son pasivos, ciegos y exigentes. Lo toman todo, lo aceptan todo sin nunca sentir obligación alguna. Su actitud hacia el mundo y hacia la vida es la actitud de alguien que tiene derecho a exigir y a tomar para sí, que no necesita pagar ni merecer. Creen que tienen derecho a todas las cosas por simplemente ser lo que son. No se dan cuenta de esto. Pero es eso en ustedes lo que separa un mundo de otro.
No tienen un patrón por el cual medirse a sí mismos. Viven enteramente por "esto me gusta" o "esto no me gusta". Lo que significa que solamente se aprecian a sí mismos.
Reconocen algo superior a ustedes mismos sólo en teoría o con su lógica, pero no de hecho. Es por esto que exigen y continúan creyendo que todo es barato, que tienen suficiente en el bolsillo para comprar todo lo que se les antoje. No reconocen nada arriba, afuera o dentro de sí mismos.
Es por esta razón, repito, que no tienen medida y viven pasivamente de acuerdo a sus antojos.
Sí, su "autoestima" los ciega. Es el mayor obstáculo para una nueva vida. Para ir más allá, uno debe cruzar esta barrera, este umbral. Esta es la prueba que separa a la humanidad en dos: el "trigo" de la "cizaña". No importa lo inteligente, brillante o dotado que sea un hombre. Si no se ajusta o modifica la evaluación que tiene de sí mismo, este será incapaz de dedicarse a su crecimiento interno o incapaz de trabajar sobre el conocimiento de sí, para alcanzar el verdadero ser. Permanecerá siendo lo que es toda su vida. "La primera exigencia, la primera condición, la primera prueba para alguien que desea trabajar sobre sí es cambiar la evaluación que tiene de sí. No debe imaginar, creer o pensar, sino ver }y realmente ver- cosas en sí mismo que nunca había visto." Su evaluación nunca cambiará mientras no vea nada en sí mismo. Y para poder ver, debe aprender a ver. Esta es la primera iniciación de un hombre en el camino del autoconocimiento."
En primer lugar, debe saber qué mirar. Una vez que sepa esto, debe hacer esfuerzos, mantener su atención y observar constantemente, con tenacidad. Manteniendo su atención y observando constantemente un día podrá ver. si ve una vez, puede ver una segunda vez, y si esto continúa, ya no será capaz de no ver. Este es el estado que debemos buscar y es el propósito de la obsercación. Es de esto que el verdadero deseo, el irresistible deseo de llegar a ser nacerá. Habiendo sido fríos, nos convertiremos en cálidos y vibrantes. Seremos afectados por nuestra propia realidad."
Actualmente, sólo tenemos la ilusión de que existimos. Tenemos una opinión muy alta de nosotros mismos. No nos respetamos. Para que yo me respete a mí mismo, necesito reconocer en mí una parte superior a las demás. Es por mi actitud hacia esta parte que demuestro el respeto que le tengo. De esta manera me respetaré a mí mismo y mi relación con los demás estará gobernada por el mismo respeto.
Debemos comprender que todos los demás criterios -talento, conocimiento, cultura- son varialbles, medidas de detalle. La medida de nuestra propia visión interna es la única verdadera, objetiva e incambiable medida.
Desde un nivel superior y más real uno puede aprecial otro nivel, también real pero inferior. Esta apreciación determina el papel de cada uno y nos proporcionará el autorespeto.
Pero encontrarás que esto no es fácil, ni es barato. Tendrás que pagar un precio alto.
Para los negligentes, los haraganes y los parásitos no hay esperanza. Uno debe pagar caro, pagar de una vez, pagar por adelantado. Pagar desde uno mismo por medio de esfuerzos sinceros, concienzudos y desinteresados. Mientras más preparado estés para pagar sin ahorrarte molestias, sin trampas ni falsificaciones, más recibirás.
Y a partir de entonces llegarás a aprender algo de tu propia naturaleza. Verás todos los trucos y falsedades a los cuales recurres para no pagar al instante.
Es necesario que pagues con tus plausibles teorías, tus arraigadas convicciones, tus prejuicios, tus convenciones, con tu "Me gusta esto" y tu "Esto no me conviene", sin regatear, sin pretensiones y honestamente, tratando sinceramente de ver, mientras continúas jugando tu falso papel. Trata de aceptar por un momento la noción de que tú no eres lo que crees ser, que tienes una opinión muy alta de tí mismo y que de hecho te mientes a ti mismo.
Te mientes todo el tiempo, todo el día, durante toda la vida.
Las mentiras gobiernan tu vida a tal grado que no puedes controlarlas. Eres una presa del mentir. Mientes en todo. Tus relaciones con los demás: mentiras. La educación que profieres, las convicciones: todo mentiras.
Tu vida social, tu vida familiar: mentiras. Y lo que crees que eres: todo mentira. "Pero nunca te detienes a ver lo que haces o lo que dices, porque crees en ti mismo. Uno debe detenerse internamente y observar, observar sin tomar partido, imparcialmente. Acepta por un tiempo esta noción del mentir. Y si observas de esta manera, pagando desde ti mismo sin tenerte pena, abandonando todas tus riquezas imaginarias por un momento de realidad, entonces tal vez puedas de repente ver lo que nunca has visto.
Verás que no eres lo que crees ser. Verás que hay dos en ti. Uno que no es y, sin embargo, juega el papel del otro, y uno que es, pero tan débilmente, tan impermanentemente que se desvanece tan pronto como aparece. No puede soportar la mentira. A la menor mentira, se evapora. No pelea ni resiste, está perdido por adelantado. Aprende a observar hasta que hayas visto la diferencia entre tus dos naturalezas, hasta que hayas visto en ti al mentiroso, al impostor. Cuando hayas visto tus dos naturalezas, ese día la verdad habrá nacido en ti.
interesante blog, felicidades
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