"Como nos lo demuestra la historia de mil maneras, la verdad más
bella no sirve de nada si no se ha convertido en la experiencia más
íntima del individuo. Toda respuesta unívoca, ‘clara’, permanece
estancada en el cerebro y penetra sólo en casos muy raros hasta el
corazón. No nos urge ‘saber’ la verdad, sino ‘experimentarla’. La
necesidad imperiosa no es poseer una concepción intelectual, sino
encontrar la senda hacia la experiencia interna, no-racional y,
quizás, inarticulable en palabras.”
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