Los miedos son sin duda un mal que aqueja constantemente a muchas personas, detrás de la mayoría de los problemas cotidianos se encuentra el miedo. ¿Pero de donde surge este miedo? Plantemos que la raíz del miedo se halla en nosotros mismos, es decir, aquellos objetos externos que empleamos para justificar nuestro temor, no son más que escusas que nos permiten mirar el problema hacia afuera y no hacia adentro. ´¿No será que el mayor miedo, aunque parezca extraño, es el miedo a nosotros mismos?. Esto se puede relacionar con aquella creencia que plantea que se teme siempre a lo desconocido. Precisamente, son pocas las personas que han dedicado un tiempo lógico para conocerse a sí mismos. Entonces es posible que este desconocimiento del propio ser, sea el que ocasione este malestar.
Si nos detenemos a evaluar nuestras reacciones corporales frente a algún objeto que nos cause temor, descubriremos diversas zonas de nuestro cuerpo que se ven alteradas frente a este estímulo, ¿pero quién controla nuestro cuerpo? Algunos psicólogos plantean que detrás de toda sensación de temor existe previamente un pensamiento que lo origina. Estos plantean que en muchas ocasiones no es el objeto lo que precipita el miedo, sino la creencia que elaboramos mentalmente entorno a él. Un ejemplo, es aquella persona que observa una silueta en medio de la oscuridad. Rápidamente su mente imagina; un ladrón, un fantasma, o cualquier otra cosa a la que el sujeto tema. Cabe destacar, entonces, que el temor existe previamente en esta persona, él o ella convive con el miedo en su interior.
Dentro de los miedos categorizados como agudos, encontramos a las fobias; miedos extremos a un objeto específico. Por ejemplo, fobia a las arañas, a los aviones, a los lugares abiertos, a los lugares cerrados, a los ascensores, etc. Es interesante observar como las personas que no padecen de ningún tipo de fobias ven esto como algo anormal o ilógico. Pero, ¿alguien está libre de los miedos? o mejor aún ¿el miedo nos está impidiendo crecer en diferentes ámbitos de nuestra vida?
Sobre lo recién mecionado tal como el fóbico evita verse a sí mismo desplazando su miedo interno hacia objetos externos, el "normal" ve en otros los problemas menos en sí mismo. La crítica es parte de este mecanismo de defensa, mientras más fuerte se critica al otro, más problemas se esconden sobre temas similares en nuestro interior. Recordemos que los demás suelen ser espejos de nosotros mismos, "soy humano y nada humano me es ajeno" decía Terencio. Con todo esto la reflexión nos encamina al cuestionamiento ¿qué existe en nuestro interior que nos mantiene en constante temor? ¿en qué momentos de mi vida siento miedo? Identificar el problema es el primer paso a la solución. De no ser así, parafraseando al analista C.G. Jung, sería como pretender vencer al enemigo con los ojos vendados.
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