Me gustaría que volvieras a la época en que tenías cinco años y te vieras con la mayor claridad posible. Mira a ese niño pequeño, y con los brazos abiertos dile: «Soy tu futuro y he venido a amarte». Abrázalo y tráelo contigo al momento presente. Ahora los dos estáis frente a un espejo de modo que os podáis mirar mutuamente con amor.
Observa que hay algunas partes tuyas que te faltan. Vuelve al momento en que naciste. Estabas mojado y sentías el aire frio en tu cuerpo. Acababas de pasar por un dificil viaje. Las luces brillaban, aún no habían cortado el cordón umbilical y tenías miedo. Sin embargo, estabas dispuesto a iniciar tu vida en este planeta. Ama a ese bebé.
Avanza hacia la época en que estabas aprendiendo a caminar. Te levantabas y caías, volvias a levantarte y volvias a caer. De pronto diste tu primer paso, después otro y otro. Qué orgulloso te sentías de ti mismo. Ama a ese pequeño.
Vuelve a tu primer día de escuela. No deseabas dejar a tu madre. Fuiste valiente al atravesar el umbral hacia un nuevo período de tu vida. Afrontaste esa situación de la mejor manera que pudiste. Ama a ese niño.
Ahora ya tienes diez años. Recuerda lo que pasaba. Puede que haya sido maravilloso o terrible. Te comportabas tan bien como podías para sobrevivir. Ama a ese niño de diez años.
Avanza hasta el momento en que entraste en la pubertad y comenzaste a ser adolescente. Puede haber sido muy emocionante porque por fin estabas haciéndote mayor. Puede haber sido terrible porque te sentías presionado por tus compañeros. Manejaste la situación lo mejor posible. Ama a ese adolescente.
Ahora vuelve al momento en que tenninaste tus estudios. Sabías más que tus padres. Estabas preparado para iniciar tu vida independiente. Te sentías valiente y asustado al mismo tiempo. Ama a ese joven adulto.
Recuerda ahora tu primer día de trabajo. La primera vez que ganaste dinero y lo orgulloso que te sentías. Deseabas hacerlo bien. Había tanto que aprender. Hiciste las cosas del mejor modo posible. Ama a esa persona.
Recuerda otra etapa importante de tu vida. Un matrimonio. Tu primer hijo. Un nuevo hogar. Puede haber sido una experiencia maravillosa o terrible. De alguna manera te las arreglaste. Sobreviviste de la mejor forma posible. Ama a esa persona que eres tú.
Ahora adelanta a todas esas partes de ti mismo y, de pie frente al espejo, míralas a todas con amor. Hay otra parte tuya por venir. Tu futuro está ahí con los brazos abiertos y te dice: «Estoy aquí para amarte». Y así es.
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