¿Puede un ser humano ser más feliz cuando no tiene ningún tipo de inhibición y se permite todo, viviendo solo para sí mismo y no teniendo en cuenta a los demás?
¿Se puede vivir así sin afectar a las personas que se quieren?
El afán actual de pasarla bien a toda costa, hace a las personas insensibles y las convierte en seres humanos aislados que para llenar su vacío interior adoptan conductas adictivas y fóbicas.
Los consultorios de los psiquiatras y psicólogos están llenos de gente hedonista que sólo piensa en si misma y que con esa actitud han desarrollado severas neurosis.
Es necesario saber que existe un recurso para cambiar la necesidad imperiosa de buscar constantemente algo nuevo y calmar la ansiedad, cuando el estado de ánimo se vuelve insatisfecho y al mismo tiempo inseguro. Hay que liberarse de los malos pensamientos y no pensar, porque son los malos pensamientos los que dañan el alma.
Se llega a ser dueños de los propios pensamientos cuando se aprende a tener el dominio de si mismo, por lo tanto se puede hacer lo que se quiere con ellos, como desplazarlos, olvidarlos, ignorarlos, cambiarlos y hasta reírse de ellos.
Cuando los pensamientos negativos dominan a una persona, ésta queda a merced de sus impulsos, que toman la forma de una sed insaciable y de una necesidad de huir de si misma.
Si todos actuáramos respondiendo únicamente a nuestros impulsos nos mataríamos unos a otros, y lamentablemente eso es lo que está pasando, porque aceptar la realidad tal cual es no es conformismo es simplemente supervivencia.
El que se conforma y puede disfrutar de la vida no impide los cambios, porque el cambio es inevitable en todos los aspectos de la vida; pero si no se distingue el bien del mal, la verdad de la mentira, no se puede confiar en nadie y tampoco amar, y la vida sin amor no vale la pena.
Si pudiéramos vivir sin los demás, como seres aislados, como muchos aspiran, no podríamos sobrevivir mucho tiempo. Esto no es posible, porque el hombre es un ser gregario que necesita estar acompañado y ser comprendido, ayudar y ser ayudado y amar y ser amado.
Los animales viven en grupos, y el que se aleja y queda solo perece.
Somos humanos cuando podemos relacionarnos con los demás y lo más grandioso en la vida es tener fe y poder confiar.
El desenfreno aísla a las personas, no las deja madurar ni cumplir sus destinos como seres humanos, conduce al vacío interior y a la depresión.
El intento de llenar la vida con sustitutos, lejos de permitir lograr la plenitud y la felicidad hunde a la gente cada vez más en la desesperación.
En este momento los dos temas más buscados en Internet son el sexo y la pornografía. Este fenómeno nos revela la generalizada chatura intelectual y emocional que impera en todos los ámbitos.
Al mismo tiempo crecen el consumo de drogas, el alcoholismo, la tasa de suicidios, principalmente en países altamente desarrollados, los casos de depresión, fobias y ansiedades difusas, la disgregación familiar y los delitos aberrantes.
La soledad es la peor calamidad de esta época y la que directamente conduce al desenfreno.
Pero aunque estemos solos, sin nadie alrededor que nos importe, no podemos huir de nosotros mismos, nuestro más severo juez interior que nos hará pagar cara cada trasgresión. Porque la necesidad de castigo hace que el desenfreno, la maldad y el odio se vuelvan contra uno mismo.
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