Probablemente una de las mayores enfermedades de nuestra sociedad actual sea el miedo. El miedo que se apodera de cada uno de nosotros individualmente y lo reflejamos en la sociedad a través de la economía, la espiritualidad y la política (u orden social).
Economía,
Una décima parte de la población mundial posee nueve décimas partes de los bienes. Pero además aquellos que poseen la tierra la destrozan, ¿para eso es suya…?
Política,
El afán de posesión nos enfrenta al otro, en nuestras relaciones personales y sociales haciéndonos capaces de declarar la guerra a un individuo o a un país entero
Espiritual,
La solución se encuentra en cada uno de nosotros: ¿cuando será suficiente, cuando diremos ¡basta ya!?
Uno de nuestros grandes miedos es el de aceptar nuestra responsabilidad. Por eso, nos dedicamos a etiquetar todos los problemas sociales como económicos o políticos, sin darnos cuenta que lo social no es más que la suma de lo individual.
El miedo es un pensamiento, se manifiesta de dos maneras, primero individualmente y como consecuencia socialmente:
No seré capaz de conseguir lo que creo que necesito
¿Realmente lo necesito? ¿Qué pasará si no lo consigo? ¿En qué cambiará mi vida? ¿Qué otra cosa puedo hacer?
Perderé lo que tengo
En el núcleo de esta manifestación se encuentra el temor a la muerte, a la pérdida. Pero como en las relaciones entre los opuestos hay una complementariedad, el miedo a la muerte provoca el miedo a la vida. En este sentido, cobra importancia revisar nuestras creencias sobre la muerte: ¿Qué es la muerte? ¿Qué pasa si me muero? ¿Realmente necesito lo que tengo? ¿Qué pasaría si lo perdiese?
“El secreto de vivir es morir, morir antes de morir”
Eckhart Tolle
Siempre que piense que mi felicidad o mi bienestar depende de algo o alguien externo a mí, tendré miedo. Miedo a no conseguirlo, miedo a no saber proporcionárselo al otro. Cuando consigo reconocer que la fuente de mi felicidad y bienestar está dentro de mí, el miedo desaparece. Pero aún más, no solo desaparece dentro de mí, desaparece para aquellos que se relacionan conmigo porque ya no temen sobre su capacidad de hacerme feliz.
Para combatir el miedo la mejor arma es la atención, cuando entiendes que la vida es un cúmulo de experiencias que forman parte de un aprendizaje, puedes transformar el miedo en reto y en fuente de inspiración.
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