No puedo desarrollar un verdadero sentimiento de amor hacia mí misma si no sé realmente quién soy, cuáles son todas las maravi
llas y los dones que tengo guardados en mi cuerpo, en mi psique, en mi alma.
Tampoco puedo amarme si no identifico en mí todo aquello que no me agrada o creo que no agrada a los otros. Para que mi autoestima sea real debo integrar mis lados positivos y aquellos que no me gustan tanto. Es necesario integrar lo que está por debajo de mi conciencia –lo que Carl G. Jung llama el arquetipo de la Sombra– y, que por uno u otro motivo, he reprimido o me han llevado a reprimir.
La autoestima sólo puede crecer desde la creatividad, desde la gestación de nuestros propios sueños, desde el inmenso logro de verlos convertidos en realidad.
Mi autoestima se manifestará plenamente cuando pueda amarme como soy, sin esconderme de mí o de la mirada del otro, sin escabullirme de mí misma, mirándome al espejo y aceptando todo lo que allí veo, porque todo es parte de mí y todo tiene su razón de ser.
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