ES NUESTRA LUZ Y NO NUESTRA SOMBRA LO QUE MAS MIEDO NOS DÁ.
Esta afirmación de Anthony Robbins, uno de los gurús más importantes y reconocidos del desarrollo personal en todo el mundo, siempre me había llamado la atención, porque rompía todos los esquemas de la lógica…
¿Por qué nuestra Luz nos da más miedo que nuestra Oscuridad? No es razonable ¿No? Hasta esta mañana no la había podido comprendido en toda su profundidad.
Cuando me he despertado, con el estómago encogido y un fuerte dolor en la parte frontal de la cabeza, como viene siendo habitual en los últimos días, no dejaba de preguntarme a mí mismo el porqué de esta reacción psicosomática tan fuerte –exagerada diría yo- a pesar de que es evidente que el tema es importante para mí para mi futuro.
Y además, ahora que me he reconciliado con mis padres y que cuento con la fuerza de mis ancestros y de todos vosotros… ¿Por qué ese tanto miedo y desconfianza?
Ayer por la noche, después de hablar contigo, repasaba el capítulo del libro del Caballero de la Armadura Oxidada, cuando el protagonista ha de enfrentarse a su penúltima prueba, el Castillo de la Voluntad y la Osadía, después de haber vencido en los castillos del Silencio y del Conocimiento.
Un enorme y poderoso dragón, el Dragón del Miedo y la Duda, mayor que ningún otro que el caballero haya enfrentado antes –y que además lee el pensamiento- le cierra el paso en el puente levadizo y le chamusca repetidamente lo que le queda de su armadura, sin inmutarse lo más mínimo ante la determinación del héroe de avanzar.
Entonces, Sam, su Verdadero Yo, le dice que el fuego del dragón quema solo porque él cree que éste es real, pero que en verdad el dragón es sólo una ilusión, aunque muy convincente.
Finalmente, en un último intento, el Caballero avanza con resolución y esta vez el fuego ya no le quema, y a su paso el dragón empequeñece hasta el tamaño de una sapito inofensivo…
Mientras yo iba despertándome yo no dejaba de repetirme a mí mismo la frase del libro: “El Miedo y la Duda son una ilusión.” Pero la verdad es que no conseguía tranquilizarme demasiado…
Reflexionando, recordé que había sufrido esto mismo cuando esperaba noticias de mi novia rusa, saber si vendría o no a vivir conmigo; también cuando me enfrentaba a mi examen práctico de conducir, y cada vez que en mi vida he estado pendiente de conseguir algo bueno e importante para mí. Los mismos dolores de cabeza, las cervicales agarrotadas o el estómago encogido, el no poder dormir bien, el no tener apetito…
¿Por qué tanto sufrimiento..?
Repasando tus artículos sobre la matrisiestralidad y las verdades y mentiras del amor, la madre siniestra y la nefasta y permanente influencia que ésta tiene en la vida de tantas personas… dí con la clave.
Está claro! Mi miedo y mi duda son una ilusión! La ilusión del terrible desengaño que sufrí cuando era un niño, incapaz de conseguir el amor de unos padres que no podían dármelo más que en pequeña medida, porque apenas tenían amor para sí mismos…
Y por ese motivo me declaré a mí mismo inmerecedor de todo lo bueno de la vida. En aquel momento yo no podía entender que mis padres eran como eran, no podían ser perfectos, no podían darme el amor que yo quería, y me odié a mí mismo por ello…
Por resentimiento a mi madre reprimí mi Imagenparte femenina y me encerré en mí mismo. Y cargué además con el dolor de mis hermanos abortados, a los cuales ni siquiera se les dió la oportunidad de nacer.
Esa es la ilusión que he estado viviendo y padeciendo hasta ahora, durante toda mi vida…
La ilusión del terrible desengaño de un niño inocente ante la falta de amor de sus padres, del enorme dolor que me produjo, y eso se mantiene vivo en mí, porque mi madre siniestra me considera no-merecedor de nada bueno, y cada vez que yo tengo la posibilidad de conseguir un trabajo estable y prosperidad, el amor de una mujer, o cualquier otro don que merezca la pena, surge de la oscuridad esa figura tiránica del niño que siente que no merece nada bueno y el dolor de su herida brota como si ésta fuera un volcán en erupción, y ello arrasa con la mejor de las intenciones para conmigo mismo.
Dios mío, que profunda es la herida que llevo en mi corazón! Hasta este momento no había tomado conciencia de ello en toda su dimensión.
Es mi Luz, mi Automerecimiento, mi Sueño Manifestado en la Realidad de un Manuel que ha triunfado en la vida, que es próspero, que ama y es amado, lo que más miedo produce a ese Niño Herido que llevo dentro, porque choca frontalmente con el sentimiento de autodesprecio que lleva en su corazón, y que se pregunta:
¿Pero de verdad es posible que yo triunfe, que prospera y sienta amor, de verdad puede ser eso posible?
Es cierto que el Dolor es un gran maestro que nos lleva a conocernos en lo más profundo a nosotros mismos. Ahora sé más de mí mismo.
Creo que ahora que sé todo esto, estoy por fín más tranquilo, porque puedo entender el origen y la causa reales del miedo y las dudas que me atenazan estos días, y puedo también relajarme un poco y confiar más en la Vida, en su bondad, porque nunca me ha dejado en la estacada, y también en la legitimidad de mis aspiraciones.
Solo me queda una última reflexión: Si fuera capaz de transmutar en positivo la poderosa fuerza de mi miedo, y ponerla a mi servicio, no encontraría nada en la vida que pudiera resistírseme.
Comentarios
Publicar un comentario