Es alguien que ha comprendido
que la principal batalla
que hay que librar
es contra los propios errores,
y que la conquista más grande
es la conquista de una misma.
La vía de la Guerrera
es el Amor, es la autenticidad,
la fe, la perseverancia y el servicio.
La Guerrera alcanza a través del amor,
la sabiduría que pone fin
a la insatisfacción y el sufrimiento.
La Guerrera debe cultivar su temple,
enfrenta los miedos y temores,
medita, aprende a navegar en el mundo
pero no forma parte de él.
Algo de lo que más valora
la Paz interior…
La Guerrera aprende de sus errores,
refina sus relaciones con los demás
y consigo misma apelando
al amor y a la bondad que reside
dentro de sí misma y de los demás.
Habla de corazón a corazón
y sabe que no es mayor
ni menor que nadie.
Aprecia su cuerpo,
su sexualidad
y su feminidad.
Sabe que no hay peor enemigo
que un ego que se desborda
y que nada debilita tanto
como la vanidad
y la auto-importancia.
Utiliza el discernimiento
para abrirse camino
aún en la confusión.
En la Guerrera se alternan la sensibilidad y el coraje,
con sensibilidad vive todas las situaciones,
con coraje supera las circunstancias adversas,
es una observadora diligente,
supera las fascinaciones de la vida cotidiana
y continúa caminando hacia su meta.
Tratando de no contaminarse
y de mantener su corazón
y su mente limpios…
Aprende a considerar a los demás.
Cultiva la paciencia. No falsea los hechos.
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