Cisne blanco/ Cisne negro
Generalmente nos identificamos con un aspecto o una posibilidad de ser, dejando fuera (ignorando) alguna faceta que también somos. Algunas veces, esos aspectos no reconocidos o negados no son muy agradables o "civilizados", y por lo
tanto, son proyectados en otros. Hacemos una demarcación entre "lo que soy" y "lo que no soy", hacemos fronteras y divisiones: cuerpo/alma, malo/bueno, mente/soma, etc. Hay fronteras sutiles y otras más concretas, pero todas son ilusiones... una sensación (o
vivencia) de ser separado o distinto del todo. Quizás es la frontera que más problemas y sufrimientos nos ha provocado a toda la humanidad y a la naturaleza por cierto. Incluso es casi imposible escribir sin usar el lenguaje dualístico...
Hemos crecido y vivimos en la identificación con un solo aspecto, generalmente el más "bueno", "adaptado", "honorable" o a veces solo el más negativo. Cuando no reconocemos la sombra, cuando no le echamos una miradita al sótano donde tenemos a nuestros demonios escondidos de nosotros mismos y del resto... estos de alguna manera se las arreglan para aparecer y con fuerza mucha veces destructiva. Estos aspectos al ser reconocidos e integrados pueden convertirse en buenos aliados de nuestro desarrollo.
En lo individual observar las polaridades es un trabajo duro, que aunque es un tanto díficil emprender solo, se puede ir sacando capas... labor que requiere por sobre todo honestidad. Además estas polaridades no significan algo "malo", son aspectos que al integrarlos nos hace seres más sanos y con más recursos interiores.
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