Vamos por la vida creyendo que nuestros juicios van a misa. Nos hacemos una idea de algo o de alguien y con eso nos quedamos pase lo que pase y caiga quien caiga.
Pero lo cierto es que no siempre basamos nuestros juicios sobre elementos suficientes.
Es más, si me apuran yo diria que nunca hay suficientes elementos de juicio, por lo que, de alguna manera, todos los juicios seria prejuicios.
Pero no podemos dejar de hacerlos. Son un mapa con el cual nos orientamos y en realidad da bastante lo mismo si el mapa es verdadero o no siempre que alcancemos los fines que buscamos.
Lo primero es nuestra tranquilidad y cualquier ganancia secundaria que obtengamos por el camino. La verdad no importa.
No queremos verdades que rompan nuestros esquemas mentales.
Si hace falta engañar y engañarse adelante, lo primero es el beneficio.
Lo que no llegamos a comprender es que el mayor beneficio se obtendria de conocer y aceptar la verdad.
Beneficio para todos, incluidos nosotros mismos.
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