Algunas situaciones parecen inextricables, hasta que tienes una revelación y aparecen las posibles soluciones. Esa toma de conciencia repentina da lugar a ciertas transformaciones en la existencia. Marthe Marandola, formadora, ha realizado una investigación sobre el fenómeno, su procedencia y las etapas necesarias para que tenga lugar.
La vida no es un largo río de aguas tranquilas. Sentirse bloqueado/a en una situación casi insoportable es algo que sucede con frecuencia. Ya sea por que tenemos un trabajo insatisfactorio, por las infidelidades repetidas de la pareja... Cuando estamos hartos, es totalmente legítimo intentar poner punto final. Pero encontrar una salida favorable no siempre es fácil... Hasta que, de pronto, se nos enciende la bombilla –normalmente cuando no lo esperamos o hemos dejado de esperarlo–. Y en ese momento, puede producirse una transformación. Marthe Marandola, formadora y coautora de una investigación sobre la cuestión, nos adelanta una explicación: «Esta toma de conciencia repentina se parece a una revelación, una evidencia, como el hecho de verlo todo claro, mientras que un momento antes todo parecía confuso». Y añade: «En inglés, el término para designarlo es insight, ver desde el interior».
¡Comprender es liberarse!
«La mayor parte del tiempo, las personas sufren cuando no comprenden lo que les pasa», señala Marthe Marandola. Por ejemplo, cuando se nos presentan problemas de forma recurrente: un amor tóxico, un jefe manipulador, una amiga que nos traiciona... Esta ausencia de comprensión puede venir acompañada de una sensación de aislamiento en la que se mezclan la desazón y el malestar. «Nuestro inconsciente nos manipula», comenta la formadora. En tales casos, el trabajo consiste en introducir la consciencia, la comprensión y la luz en la inmensidad del inconsciente. Y es ahí donde interviene esa revelación repentina y liberadora.
Nunca se sabe en qué momento se va a manifestar
Al realizar la investigación, Marthe Marandola y Geneviève Lefèbvre vieron que a veces una simple palabra, una lectura, un encuentro, o incluso un acontecimiento más drástico, como un accidente o una enfermedad, eran los factores que daban lugar a esa transformación. Poco importa si se trata de algo relevante o no, cuando alguien ha jugado con nosotros o ante una situación que se ha prolongado demasiado tiempo, todo queda al descubierto y llega el momento de ver las cosas con claridad.
Una simple conversación puede ser un auténtico bofetón, y de repente te das cuenta de que te ha dejado de querer. Un golpe físico puede transformar profundamente la visión que tenemos de la vida, de su fragilidad y su duración. «Sorprendente, anodina, o trágica, esa revelación, debido al efecto dominó, supone una transformación mayor», profundiza Marthe Marandola. Independientemente de cuál es el origen de esa transformación, va a haber un antes y un después completamente distintos.
¿Podemos provocarlo?
«Esa transformación surge tras un proceso largo y secreto que tiene lugar en los recovecos del inconsciente», precisa Marthe Marandola. La esencia del ser humano lo incita a encontrar soluciones ante las dificultades u obstáculos que se le presentan. Así es como se inicia una evolución interior que, más o menos a largo plazo, dará lugar a que se encienda la famosa bombilla. Normalmente se presenta justo cuando renunciamos a encontrar una solución. De tanto darle vueltas al asunto, o a la psique en las sesiones de terapia, llega un momento en el que nos tomamos un respiro. Es una renuncia ante la ilusión que nos creamos de que podemos controlar nuestra vida o a nosotros mismos... y que se produce casi siempre sin que nos demos cuenta.
Es entonces cuando podemos tener una revelación. Nos parece que abandonamos, pero no se trata de eso. Nuestro inconsciente, que es bastante más creativo que nuestra mente racional, toma el relevo para encontrar soluciones...
Trucos para desconectar
La naturaleza primera de esa transformación es la de presentarse cuando menos lo esperamos. Por lo tanto, no es deseable provocarlo. No obstante, «cuando nos obsesionamos con buscar una solución, podemos ayudar a la mente a relajarse», puntualiza la formadora... ¡La idea consiste en «pensar lateralmente», tal y como preconizaba Einstein! Es simple: en lugar de machacarse, hay que pasar a otra cosa. Por ejemplo, puedes salir y caminar, o lavar la vajilla, bailar... El truco consiste en pasar de la reflexión al mundo de lo emocional. Intenta estar atento a tus estados de ánimo: estoy triste, enfadado... Otras prácticas, como la interpretación de los sueños, también pueden darte alguna pista. Por último, cualquier enfoque terapéutico te ayudará a orientarte hacia la toma de consciencia...
Con independencia del camino que tomes para intentar comprender, el momento de decir «¡eureka!» siempre suele encontrarse al final del camino...
Marthe Marandola también señala que «La transformación no es mágica, sino que solo marca un principio, y no va a impedir que tengamos que seguir esforzándonos en el futuro». Según se dice, la búsqueda de uno mismo es un camino que se recorre a lo largo de toda una vida, y es precisamente eso lo que la hace ser tan apasionante.
C. Maillard
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