La automedicación es la utilización de medicamentos por iniciativa propia sin ninguna intervención por parte del médico (ni en el diagnóstico de la enfermedad, ni en la prescripción o supervisión del tratamiento).
La automedicación responsable puede ser conveniente si se utiliza para tratar síntomas menores como por ejemplo el dolor, la fiebre, la acidez de estómago, el resfriado, etc. y durante un tiempo limitado. De hecho existen medicamentos que no necesitan receta médica para comprarlos en la farmacia. Aun así, que un medicamento no requiera receta para su venta, no quiere decir que sea inocuo y no pueda resultar perjudicial en determinadas situaciones puesto que no deja de ser un medicamento. Por este motivo, delante de cualquier duda debe consultar con el médico.
Un caso diferente seria la automedicación con medicamentos que requieren receta médica para su dispensación y que por lo tanto deben ser prescritos por un médico. Esta práctica está desaconsejada. Un ejemplo seria tomar antibióticos sin prescripción médica ante la sospecha de una infección. Los antibióticos no se deben tomar nunca por iniciativa propia y sin la supervisión de un médico.
La automedicación sin control médico puede provocar una serie de riesgos para la salud que en muchos casos son desconocidos para las personas:
• Toxicidad: efectos secundarios, reacciones adversas y en algún caso intoxicación.
• Falta de efectividad porque se utilizan en situaciones en las que no están indicados. (Por ejemplo: Infección viral confudida con bacteriana y visceversa)
• Dependencia o adicción.
• Enmascaramiento de procesos clínicos graves y por lo tanto retraso en el diagnóstico y en el tratamiento.
• Interacciones con otros medicamentos o alimentos que la persona está tomando. Puede haber una potenciación o una disminución del efecto del medicamento.
• Resistencias a los antibióticos. El uso excesivo de antibióticos puede hacer que los microorganismos desarrollen mecanismos de defensa ante de estos medicamentos de forma que dejen de ser eficaces.
Estos riesgos se pueden evitar siguiendo unos consejos básicos sobre la automedicación:
1. No tome ningún medicamento que deba ser prescrito por un médico, sin su previa supervisión.
2. Pida consejo al farmacéutico en caso de necesitar medicamentos que no requieren receta médica para su dispensación.
3. En caso de embarazo, lactancia materna, enfermedades crónicas o si se trata de niños, consulte siempre al médico antes de tomar algún medicamento.
4. La automedicación debe tener una duración razonable. Si los síntomas continúan o su estado empeora consulte a su médico.
5. Informe a su médico/s de todos los medicamentos que toma o ha tomado (también hierbas medicinales, vitaminas, suplementos alimenticios, homeopatía, etc.).
6. Lea y conserve las recetas o instructivos de todos los medicamentos. Es importante saber qué se toma, porque lo toma y como y cuando se debe tomar
7. Conserve los medicamentos en su envase original. Éste contiene información importante como la caducidad, el lote, si se debe guardar en nevera, etc. Además el embalaje protege el medicamento y garantiza su adecuada conservación.
8. Evite el consumo de alcohol cuando esté tomando medicamentos porque puede afectar a su capacidad de reacción por ejemplo en la conducción de vehículos o en la realización de otras actividades peligrosas.
Recuerde Consultar a su médico y seguir al pie de la letra sus indicaciones.
Como dicen..." Es mejor prevenir que lamentar"
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