Un inquietante estallido conmovió la vecindad, seguido por el tintineo de cristales rotos de los edificios de la cuadra. Los vecinos alarmados, ingresaron al recinto del cual había surgido el imprevisto temblor y encontraron a un hombre, dando frenéticos golpes a un extraño artefacto para detenerlo. No era la primera vez, ya en otras oportunidades, el vecindario había sido sorprendido por relámpagos y truenos que alteraron sus apacibles tardes.
Corrían rumores insólitos, al parecer este extraño individuo provocó un terremoto a escala, al conseguir una frecuencia de resonancia que casi derribó al edificio en donde vivía. ¿Una máquina que produce terremotos? Delirante. Nadie podía creer semejante fantasía. Sin embargo desde aquel laboratorio seguían saliendo impresionantes relámpagos, sonaban ensordecedores truenos que se escuchaban a más de 30 kilómetros de distancia y además… ¡había temblado la cuadra!
¿Quién era aquel extranjero alto, esquivo, de rostro enjuto y mirada melancólica? Su historia se inicia en el pequeño poblado de Smiljan, otrora parte del hoy inexistente Imperio Austro-Húngaro, el 10 de julio de 1856. Su padre un religioso de la iglesia ortodoxa serbia, su madre una campesina analfabeta.
Poco se sabe de su formación, salvo que hizo algunos cursos en la Universidad de Carolina en Praga y otros en la de Graz, pero sin completar sus estudios. Níkola Tesla, de él estamos hablando, era un verdadero autodidacta, aquellos que justifican el antiguo adagio que dice “La universidad pule las piedras, pero opaca los diamantes”. Rebelde a la polvorienta ortodoxia académica, supo sobrevivir a ella renunciando a sus exigencias pueriles, para brillar en la soledad de sus realizaciones, como un astro único en la historia de la ciencia.
Trabajó en diversos lugares: Praga, Eslovenia, Budapest y Paris. En ésta última en la filial francesa de la “Continenal Edison Company”, de propiedad de un ícono de la ciencia moderna Thomas Alba Édison. Su talento sobresalía tanto entre sus colegas, que un ejecutivo de la compañía, Charles Bachtelor, lo animó a viajar a Estados Unidos recomendándolo al propio Édison con una carta que decía: “…conozco a dos grandes hombres, Usted es uno de ellos y el otro es este joven…”.
Esta carta, que cualquiera pensaría como un pasaporte al éxito y al bienestar, muy por el contrario fue la entrada al averno de la humillación, la explotación, el robo intelectual y la calumnia. El gestor de tamaña injusticia: Thomas Alba Édison, para muchos “ejemplo de generaciones y paradigma del hombre moderno” sin embargo parece haber sido uno de los mayores fraudes de la historia de la ciencia.
¿Quién fue Tesla?: Tesla fue un creador sin parangón en la historia moderna, tal vez comparable a lo que fue Leonardo Da Vinci en el 1.400. Inventó la corriente alterna, el motor de inducción electromagnética, turbinas muy eficientes, la radio [invención que fue robada por Marconi y Edison], fue experto en termodinámica, energía solar, rayos “x”. Desarrolló lo que 50 años después sería el rayo laser.
También creó un sistema de transmisión de energía inalámbrico, o sea que podía transmitir energía sin un medio físico que la transporte, sin cables. En relación a este último sistema logró encender a un conjunto de lámparas de 50 vatios a 40 km de distancia y lanzó la idea de poder concentrar y transmitir energía a grandes distancias. Desarrolló generadores eléctricos que extraían energía de la tierra y la atmósfera. Él sabía que el movimiento del planeta genera una cantidad de electricidad ilimitada que reposa sobre nuestras cabezas a diario. Además ideó extraños artefactos cuyo propósito era controlar el tiempo, crear lluvias torrenciales, provocar sequías, tsunamis y hasta terremotos.
Tesla también fue un visionario, ya que pronosticó la televisión, los teléfonos celulares, los potenciales usos del satélite y la posible utilización de máquinas del tiempo meteorológico capaz de controlarlo a grandes distancias. Lo curioso es que todo lo pensó antes de 1910.
¿Cómo es posible que semejante mente haya pasado de la gloria al fracaso soportando el injusto estigma de la locura que le adjudicaron sus notables y prósperos enemigos?
El origen del odio: Cuando Níkola Tesla comenzó a trabajar con Edison en los Estados Unidos, le advirtió la necesidad de rediseñar los ineficientes motores y generadores de su empresa. Este rediseño implicaría una notable mejora de rendimiento para la compañía con el consecuente aumento de ganancias económicas. Al escucharlo, Edison le promete 50.000 dólares de honorarios para encargarse del trabajo.
Sin embargo después de trabajar varios meses mejorando los diseños de los generadores de corriente contínua y mientras le brindaba varias patentes que Edison registraba como propias, recibió como pago una irónica respuesta. Edison le dijo: “¿Tesla, Usted acaso no entiende nuestro humor estadounidense?" Con esta frase Edison rompió su palabra. Sin embargo no contento con ello le negó un aumento de salario de 25 dólares a la semana [ganaba 18 dólares] y Tesla terminó por renunciar. Al poco tiempo y a pesar de haber renunciado, Níkola Tesla, necesitado de trabajo, terminó cavando zanjas para la compañía de Edison por un breve periodo de tiempo.
La guerra de las corrientes: Estos episodios significaron el nacimiento de una rivalidad que duraría toda la vida. Edison, propugnaba un sistema basado en la corriente contínua [CC] que Tesla estimaba ineficiente. Éste propuso un sistema diferente que con el tiempo llegó a convertirse en el estándar mundial en la materia: la corriente alterna [AC]. La diferencia entre ambos sistemas está en la eficiencia superlativa que implicaba el método de Tesla para el transporte de la electricidad, con mínimas pérdidas. El sistema de Edison necesitaba de una planta generadora cada kilómetro para mantener estable el voltaje a lo largo de su red de energía.
En 1886, Tesla funda la “Tesla Electric Light & Manufacturing”. En 1887 Tesla presentó siete patentes en los Estados Unidos referidas al sistema de corriente alterna. El invento posibilitaba la transmisión de energía a larga distancia e interesó al millonario empresario George Westinghause quien le compro las patentes por 60.000 dólares más una porción de las acciones de su corporación.
Edison no se quedó quieto y comenzó una campaña mostrando los peligros de la corriente alterna [AC]. De hecho su compañía patentó un único invento con la corriente alterna, la silla eléctrica y lo hizo para mostrar su peligrosidad. Propuso al Estado de Nueva York realizar la primera electrocución humana con su silla, lo que fue calificado como un espectáculo repugnante peor que la propia horca. No tuvo escrúpulos para electrocutar perros y gatos llegando al extremo de hacerlo con un elefante.
Edison encontró ayuda en ricos conglomerados que protegían la corriente continua patentada por el norteamericano, incluso en un comienzo encontró eco en el gobierno que llegó a prohibir por ley el desarrollo de investigaciones sobre la corriente alterna. Tesla fue perseguido por "agentes oficiales" que destruían sus creaciones.
Sin embargo, la batalla estaba decidida a favor de Tesla. En las cataratas del Niágara se construyó en 1893 la primera central hidroeléctrica gracias a sus desarrollos, consiguiendo en 1896 transmitir electricidad a la ciudad de Búfalo [Nueva York]. Con el apoyo financiero de George Westinghouse, la corriente alterna sustituyó a la continua. Tesla fue considerado desde entonces el fundador de la industria eléctrica.
A pesar de la nefasta publicidad de Edison, la corporación Westinghause y Tesla, ganaron la licitación para iluminar la “Feria Mundial de Chicago”, la primera en utilizar energía eléctrica. Sin embargo Edison, resentido por haber perdido la licitación, impidió la utilización de la bombilla eléctrica.
Tesla fabricó una bombilla más simple que requería menos tiempo para su fabricación. Su triunfo final llegó cuando el Presidente Grovert Cleveland accionó un botón que encendió en un instante, más de 200.000 bombillas eléctricas de la feria.
Todo parecía indicar que el “sueño americano” se había cumplido en este inmigrante de Europa Oriental y que la fama y el dinero coronarían su vida pletórica de logros. Las celebridades de la época concurrían a su laboratorio como si fuera una feria. Estaba de moda hablar de sus logros, su nombre era sinónimo de éxito. Sin embargo, un peligro acechaba.
La Torre de Wardenclyfe: En 1901 y con el mundo rendido a sus pies, Nícola Tesla inicia la construcción de la Torre de Wardenclyffe, con la ayuda de su amigo el arquitecto Stanford Wife. El proyecto había comenzado a ser financiado por numerosos inversionistas.
La enorme torre de 65 metros de altura que terminaba con una semiesfera de 20 metros de diámetro, tenía el propósito de captar y aprovechar las inmensas vibraciones eléctricas del planeta. Ello implicaba una fuente de energía ilimitada y de muy bajo costo, la que sería transmitida de manera gratuita a todo el mundo.
Sin embargo una siniestra sinergia entre parte de la comunidad científica y los inversionistas se confabuló para silenciar a Tesla ¿Cómo era posible que alguien pretendiera arruinar el negocio de quienes lucraban con la energía eléctrica?
J.P. Morgan el banquero estadounidense lo dejó bien en claro cuando al entender lo que Tesla quería hacer con la Torre de Wardenclyffe, no sólo abandonó toda financiación, sino que influyó para que ningún otro banquero se sumara al proyecto. Sus palabras fueron concluyentes: “Tesla debe entender que los norteamericanos sólo hacemos las cosas por dinero”.
La idea de Níkola Tesla sobre la vida sin embargo era muy diferente, como se puede apreciar en su pensamiento:
“El desarrollo del hombre depende de la invención. Es el producto más importante de su cerebro creativo. Su objetivo final es el dominio completo de la mente sobre el mundo material y el aprovechamiento de las fuerzas de la naturaleza a favor de las necesidades humanas. La ciencia no es sino una perversión, a menos que tenga como objetivo final el mejoramiento de la humanidad”. [Níkola Tesla]
Su visión del mundo era tan adelantada a la época que nadie lo entendió y generó rechazos y persecuciones por ejemplo de parte de la incipiente industria petrolera norteamericana, cuando dijo:
“…si utilizamos combustible para consumir energía estamos consumiendo nuestro capital y agotándolo rápidamente, este método es bárbaro y malgastador sin ningún reparo debemos detenernos por el bien de la generaciones futuras…” [Níkola Tesla]
Su visión crítica de algunos íconos de la modernidad [bancos y petróleo por ejemplo] explican el precipitado descrédito en el que cayó, la demonización que sufrió y el supremo temor que le tenían. A ello se suma el aislamiento y la cómplice indiferencia de la comunidad académica, cuando se otorgaron premios Nobel a otros científicos que usurparon las ideas de Tesla. Tal fue el caso de Guglielmo Marconi que recibió el galardón sueco injustamente por logros que Tesla había logrado varios años antes. Cuando la Academia Sueca quiso reparar el daño y otorgarle el premio a Tesla, éste lo rechazó.
Terminó sus días sin apoyo de ningún tipo. Desde Croacia recibía una pequeña pensión del gobierno, falleció en la habitación de un hotel en París el año 1943. Enterados de la muerte los servicios secretos de los Estados Unidos y de la entonces Unión Soviética compitieron por incautar los papeles del científico. Nunca se supo qué papeles tenía, el Gobierno de Estados Unidos devolvió unos cuantos que se encuentran en un museo en su país natal.
Resignado pero satisfecho Níkola Tesla dedicó un último pensamiento a sus contemporáneos: “…El Presente les pertenece, pero el futuro, por el cual estoy verdaderamente trabajando, es mío…” el tiempo parece haberle dado la razón.
GRACIAS MUY BUENO, TESLA HA SIDO "OLVIDADO" A LO LARGO DE LA HISTORIA, SIN EMBARGO LE DEBEMOS MUCHO.
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