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¿Por qué somos tan duros con nosotros mismos?

Dentro de las causas por las que somos tan duros y críticos con nosotros mismos, encontramos:

  • Autoestima baja o contingente/condicionada con el exterior: definimos la autoestima como la valoración que una persona hace de si misma. Al tener una autoestima baja, la valoración que hacemos de nosotros mismos es negativa, nos sentimos inferiores, nuestros pensamientos y juicios pueden ser del tipo “no valgo para nada” “mira que eres torpe”, generándonos emociones como tristeza, desesperanza etc. En la autoestima condicional o contingente con el exterior, la persona se evalúa en función del exterior, ya sea en base a otras personas, a tener éxito, a la aprobación de los demás, a tener pareja etc. Si cumple con uno o más de esos requisitos, la persona se siente valiosa. Pero si nos los cumple, aparece de nuevo “nuestro enemigo”, con mensajes del tipo “no eres lo suficientemente interesante para los demás” “te vas a quedar solo/a”.
  • Inseguridad: la inseguridad podemos definirla como la falta de confianza en uno mismo. Esta falta de confianza en uno mismo, así como el sentimiento de inferioridad, está relacionado con un problema de autoestima. Una persona se percibe así misma como vulnerable ante diversas situaciones (sociales, laborales…) a las que percibe como amenazantes, ya que no confía en sus habilidades y capacidades. Nos da miedo fallar, ponernos en evidencia y sentir el rechazo y la desaprobación de los demás. Por lo tanto, nuestros juicios irán encaminados hacia que no somos lo suficientemente buenos en algo o en comparación con los demás.
  • Perfeccionismo y autoexigencia: el perfeccionismo y la autoexigencia si sabemos gestionarlas de una forma adecuada tienen sus ventajas. El problema viene cuando nos marcamos unos objetivos demasiado exigentes y unas expectativas poco realistas y difíciles de cumplir. Parece que nunca conseguimos llegar al nivel deseado, siempre podíamos haber hecho o dicho mejor tal cosa. El perfeccionismo influye directamente en nuestro equilibrio emocional, no aceptamos nuestras imperfecciones y nos hace estar en continua lucha entre lo que somos y lo que nos gustaría ser.
  • Diálogo interno negativo: el diálogo interno son nuestras “voces internas”, lo que nos decimos a nosotros mismos. Estas vocecillas, determinan la forma en la que percibimos e interpretamos la realidad y la forma en la que actuamos. Estas voces internas son pensamientos automáticos. En muchas ocasiones son juicios negativos hacia nosotros mismos, que ni los cuestionamos ni los ponemos en duda.
  • La culpa:  es una de las emociones que nos genera un mayor número de mensajes negativos hacia nosotros mismos. Nos informa de las consecuencias de nuestras conductas, por lo que si estas consecuencias son negativas, nos castigamos por ello y comenzará nuestro “pepito grillo” a darme mensajes como “si le hubieras llamado no se habría enfadado contigo”, “debería haberme dado cuenta de que estaba mal” etc. Para aliviarnos de esta culpa, trabajaremos el perdón hacia uno mismo, como veremos más adelante

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