Hay mucha diferencia entre estar sola y sentirse sola. Las mujeres, en especial cuando envejecen, necesitan aprender a reconocer la diferencia porque biológicamente viven más que los hombres.
Enfrentadas al hecho de vivir solas, debido a un divorcio, a la muerte del cónyuge o al final de una relación, las mujeres suelen decir: “No, no podría soportarlo, no podría seguir viviendo”. A simple vista, este comentario parece un gran tributo romántico al hombre.
Sin embargo, decir: “No podría soportar vivir sin Fulano” equivale a decir: “No podría soportar vivir conmigo misma”. Las circunstancias pueden obligarnos a vivir solas. Y ante la elección entre una relación enferma y vivir sola, recomiendo la cama medio vacía.
Las relaciones sin salida son otra forma de suicidio social. No vale la pena soportar matrimonios insalvables ni relaciones sin esperanzas, por el solo hecho de tener un hombre. Si nos liberamos de este peso muerto, podremos aprender a volver a vivir como individuos íntegros.
Piensen en las mujeres que conozcan, que viven solas. ¿Todas están hambrientas de sexo, son criaturas desesperadas y patéticas? Estoy segura de que no. De hecho, los estudiosos de la conducta han llegado a la fascinante conclusión de que los hombres casados y las mujeres solteras, en especial aquellas que tienen el apoyo de muchos amigos, parecen estar mejor preparadas psicológicamente para la vida.
La desesperada compulsión que nos lleva a rodearnos de personas cada minuto del día significa que no somos felices con la persona llamada “yo”. Enfrentadas con nosotras mismas no deberíamos sentir terror. No deberíamos tener el impulso desesperado de hablar por teléfono. A veces podemos hallar una enorme satisfacción no haciendo nada, absolutamente nada, excepto lo que queramos hacer, sin rendir cuentas a nadie. Ya sea sumergidas en un baño de agua caliente o atrapadas por una novela de terror, podemos aprender a ser amigas de nosotras mismas. En realidad, nunca estamos solas, si nos consideramos compañeras valiosas, si podemos aprender a ser solas…pero no solitarias.
Comenzamos a acostumbrarnos a estar solas poco a poco. Como en todo, se requiere práctica. Al principio, en el momento en que se cierra la puerta en una casa vacía, puede ser irresistible el impulso de coger el teléfono para salir a pasear o coger el bolso para ir al supermercado, aunque no necesitemos nada. Este es el momento de aplicar nuestra propia receta casera para la modificación de la conducta. La primera vez, prométete que esperarás media hora antes de llamar a nadie o de huir de casa sin motivo alguno. Y no estés mirando a cada momento el reloj. Haz algo útil para llenar esos minutos, algo que te divierta, como por ejemplo practicar tu inglés para ese viaje del que has estado hablando, o cocinar galletitas para los hijos de tu vecino, que están enfermos.
La próxima vez, aumenta el período de soledad a una hora, disponiendo siempre de algo divertido y útil para pasar el tiempo. No permitas que los minutos vacíos se ciernan sobre ti como un terrible fantasma. Sigue aumentando la apuesta hasta que hayas pasado una tarde o una noche de sábado sola, pero no solitaria. La soledad productiva, como cualquier otro, es un hábito que se aprende, un buen hábito. Puedes adquirirlo de la misma manera en que puedes romper con el hábito de tener siempre compañía. Puedes convertirte en un buen compañero de ti mismo si te esfuerzas, si practicas.
La falta de amor y de reconocimiento en las mujeres como así también la falta de valorización y agradecimiento, de cariño, de mimo y de otras ternuras y gestos nos hacen sentir poco valiosas, poco importantes…Pero la falta de pareja en la mujer hace que sienta como que no vale lo suficiente para tenerla, entonces su autoestima se ve día a día lastimada y deja de reconocerse como una gran mujer para sentirse sola y hasta incluso abandonada… Siente por momentos que la felicidad del gran amor no es posible y en esa confusión en un determinado momento se prepara para seguir estando sola toda la vida. Y no es así…Todo llega en el momento justo, ni antes ni después. Todo se logra pero es importante aprender a quererse, a asumirse y a sentirse bien con una misma.
Si logramos estar bien en soledad, si una a una todas las partes de nuestro cuerpo crean una armonía perfecta, si dejamos de lado ciertas obsesiones para dar paso a la vida y no esperamos sólo nos dejamos llevar, y no buscamos sólo abrimos el corazón y el alma dispuestas a dar lo mejor de nosotras… Todo aparece, se encuentra, sin ninguna explicación lógica… porque sí… porque se dio… porque de pronto alguien detuvo la mirada en nosotras y en esos ojos vimos un camino por el que transitaríamos nosotros… los dos… luego…
No somos menos si estamos sin un compañero… Tal vez podríamos tener muchos y no ser felices con ninguno… No somos menos porque en este momento estamos sin pareja, o porque un hombre nos abandonó… No somos menos si habiendo amado mucho un hombre no supo valorar ese amor y se marchó… No!!! Somos importantes en la vida, en la lucha diaria, en el abrazo, sólo merecemos amores de verdad, de aquellos que nos contienen, que nos respetan, que nos llevan de la mano pero que siempre y en todo momento nos permiten ser, sentir y crecer…
Hay diferentes tipos de amor que muchas veces no lo son…parecen serlo nada más… Hay personas que tienen pareja pero se sienten tan solas y vacías como si no las tuvieran… Hay otras que por no esperar deciden caminar al lado de alguien equivocado, y esa persona en su egoísmo no permitirá que se aleje de ese camino, del suyo, del propio, aun sabiendo que no la hace feliz… Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable…
Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero pero ese viaje es duro, incómodo y los llena de dolor y de abandono. Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera… Personas que no se apagan al contrario, cada día se encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque las ayuda a acercarse a sí mismas, a crecer y a fortalecer su interior…
Esas personas son las que un día sin saber el momento exacto ni el por qué, se encuentran al lado de una persona que las ama con verdadero amor… y se enamoran de una manera mágica.
Una mujer completa no necesita muletas… Vive y se entrega día a día y cuando se enamora se entrega a ese amor sin dejar de ser ella misma.
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