La mujer que camina sola.
Aquella a quien precede la luz.
La que nada ha guardado para sí
salvo su sombra y la piedra engarzada de las lágrimas.
Aquella que ha extendido su vida sobre el árbolque florece en otoño, la que es dócil
a las insinuaciones de sus hojas.
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
La que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.
La que ha estado conmigo en el principio,
la mujer que ha trazado la forma de las cosas
con el agua que oculta.
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