Podemos subdividir el compromiso en cuatro compromisos fundamentales:
- El compromiso con tus sueños: Si no defines qué es aquello que quieres lograr en tu vida, tanto a nivel personal, como material o espiritual, lo más seguro es que te comprometas con el sueño de otro, bien sea el de tu jefe, el de tu pareja, o incluso el de tus padres. Comprometerte con tus sueños significa comprometerte contigo mismo/a, con tus anhelos más profundos, con tus valores fundamentales, y poner la acción correcta y consistente para acercarte a ellos. Si por el contrario no pones en marcha un plan de acción para alcanzar tus sueños, éstos cada vez se alejarán más, hasta que un buen día te darás cuenta de que los has perdido de vista.
- El compromiso con tu misión en la vida: Descubrir el para qué has venido a este mundo es de vital importancia para darle sentido a nuestra existencia. A veces, confundimos el camino con el destino y pensamos que hemos llegado a este mundo a ser felices. Y efectivamente es así, aunque la felicidad la vamos a encontrar mientras cumplimos con nuestra misión. Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, y es imprescindible para nuestra evolución que conectemos con aquello que hemos venido a hacer en nuestro camino hacia la plenitud.
- El compromiso con tu gente: Recorremos el camino de la vida acompañados de quien nos va a ayudar a cumplir nuestra misión y de aquellos a los que vamos a ayudar a cumplir la suya. Si no te sientes unido/a a alguien en este sentido, probablemente te hayas extraviado. Puede que las personas que te acompañen en tu camino hacia el éxito sean tus amigos, tu familia o tu equipo de trabajo. Un buen líder ha de alinear las metas particulares con las metas comunes, para llegar a acuerdos de colaboración que permitan el éxito individual y de grupo.
- El compromiso con tus ingresos: Trabajamos para vivir y no al contrario, y si el trabajo únicamente te permite sobrevivir o no te deja tiempo para vivir tienes un problema. Es fácil caer en el conformismo y dejarse llevar por la corriente, pensando que la situación es la que es y que nadie puede hacer nada por cambiarla; dejándose atrapar por el sistema y cayendo en la trampa de pensar que tener un empleo o autoempleo es la única forma que hay de “ganarse la vida”. Afortunadamente, existen otras formas de vivir y generar ingresos, solo tienes que abrir los ojos y cambiar tu mente para aprovechar las oportunidades de la nueva era económica, uniéndote a la revolución silenciosa hacia tu libertad.
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