Los analgésicos de prescripción son drogas poderosas que se usan para aliviar el dolor. Estos medicamentos son útiles para las personas que tienen dolores severos por heridas, cáncer u otras enfermedades.
Los analgésicos de prescripción se adhieren a sitios específicos en las células del cerebro llamados receptores de opioides, que ayudan a procesar en el cerebro los mensajes relacionados con el dolor. Con el uso adecuado de los analgésicos de prescripción, se pueden cambiar los mensajes de dolor enviados al cerebro y la persona ya no los percibe como dolorosos. Los pacientes que necesitan usar analgésicos de prescripción por largos periodos de tiempo pueden desarrollar una “dependencia física” a estos medicamentos. Esto no es lo mismo que la adicción. La dependencia física ocurre porque el cuerpo se adapta al medicamento y, cuando la persona deja de usarlo repentinamente, puede pasar por los síntomas del síndrome de abstinencia. Por eso, estos medicamentos deben ser cuidadosamente supervisados y sólo se deben tomar o dejar de tomar cuando el médico lo indique.
Los analgésicos de prescripción pueden ser altamente adictivos cuando no se usan debidamente, es decir, sin una receta médica o en dosis más altas que las recetadas. La adicción quiere decir que una persona tiene deseos muy grandes de consumir la droga y sigue usándola a pesar de las consecuencias graves que tiene para su salud y para su vida. Los analgésicos de prescripción también afectan las áreas del cerebro que controlan la respiración, por lo que, cuando no se usan como es debido (o cuando se mezclan con otros medicamentos o drogas), pueden hacer que la respiración disminuya de forma drástica, lo que puede llevar a la muerte.
Los medicamentos de prescripción para los trastornos del sueño
Los medicamentos de prescripción para tratar los trastornos del sueño o los problemas para dormir aumentan los niveles de un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (conocido como GABA, por sus siglas en inglés). El GABA envía mensajes que hacen que las funciones del cuerpo se vuelvan más lentas, haciendo que a la persona le dé sueño.
Los medicamentos de prescripción para tratar los trastornos del sueño pueden tener efectos secundarios como dolores de cabeza, dolores
musculares, dificultad para concentrarse, mareos y sueño durante el día. Nunca se debe mezclar este tipo de medicamento de prescripción con otros medicamentos o drogas que pueden dar sueño, como los medicamentos para el resfrío que se venden sin receta, las bebidas alcohólicas y otros analgésicos. Si estos medicamentos se combinan, pueden reducir la frecuencia cardiaca y la respiración, lo que puede causar la muerte.
Los medicamentos de prescripción para la ansiedad
Los doctores pueden recetar medicamentos para ayudar a tratar los trastornos de la ansiedad. Algunos de estos medicamentos, comúnmente llamados ansiolíticos, también afectan al neurotransmisor GABA.
Si una persona toma medicamentos para la ansiedad por mucho tiempo y de repente los deja de tomar, puede experimentar los síntomas del síndrome de abstinencia, entre ellos, ansiedad, tembladera, dolores de cabeza, mareos y, en casos extremos, convulsiones. El uso indebido de los medicamentos de prescripción para la ansiedad puede resultar en la adicción o en una sobredosis.
Los estimulantes de prescripción
Los estimulantes de prescripción hacen que las neuronas liberen dos neurotransmisores: la dopamina y la norepinefrina. La dopamina lleva al cerebro los mensajes relacionados con la sensación de sentirse bien o de placer, mientras que la norepinefrina es la sustancia química en el cerebro que ayuda a que las personas puedan prestar atención y concentrarse.
Los médicos a menudo recetan estimulantes a las personas que tienen el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (ADHD). Muchos científicos creen que en las personas con ADHD, el sistema de dopamina funciona un poco diferente que en las demás personas. Los estimulantes de prescripción pueden hacer que la función de la dopamina en el cerebro regrese a la normalidad, ayudando a las personas con ADHD a concentrarse mejor y prestar más atención.
Cuando se usan indebidamente, los estimulantes pueden causar adicción y ser peligrosos. De hecho, el abuso de los estimulantes puede causar dolor en el pecho o en la barriga y sentimientos de miedo o ira. También puede causar convulsiones y latidos irregulares del corazón que pueden resultar en la muerte.
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