En el principio no era el verbo, dicen las sacerdotisas,
era el útero.
El huevo cósmico de donde surge toda la vida.
De las aguas primordiales emergió la Diosa Origen y parió el cielo y
la tierra, la pareja sagrada, los hermanos gemelos, hombre y mujer,
que también son amantes, consortes, creadores como su Madre de todo lo que cambia y lo que permanece.
Comentarios
Publicar un comentario