Si tuviera que ubicar los miedos en algún lugar diría que se encuentran en la conversación, en la autocharla que mantenemos con nosotros mismos.
Los podemos encontrar con algunos de estos disfraces:
Esto no es para mí , Me resulta difícil ,Me cuesta decidirme
Esto es mucho para mi ,No voy a poder, Me van a decir que no
No me van a dar las fuerzas ,No me atrevo ,No entiendo ,Lo dejo para después ,No voy a lograrlo ,Estoy cansado ,Las circunstancias no me lo permiten ,No tengo tiempo, Mejor lo pienso un poco más
No puedo comprometerme
¿Escuchaste alguna de estas conversaciones internas ?
El miedo es una emoción que nos asalta y nos avisa de un peligro inminente. Como cualquier emoción, nos predispone de alguna manera para la acción. El miedo es de las emociones que nos frenan.
Existen circunstancias en las que el miedo funciona paralizándonos para protegernos de algo real que existe afuera y nos amenaza. Pero ¿Qué pasa con esos momentos en que no hay nada afuera real amenazándonos y solo es nuestra ilusión?
Aprendimos a tener miedo cuando éramos niños. Nos enseñaron a tenerle miedo a las cosas nuevas o a aquello para lo que no teníamos explicación . En ese momento éramos muy pequeños para diferenciar entre lo peligroso y lo excitante.
Aprendimos el comportamiento y hoy lo seguimos empleando.
Las circunstancias afuera cambiaron, nosotros tenemos muchos mas recursos que entonces, sin embargo el comportamiento está aprendido y funciona en automático.
"Nuestros temores suelen crear eso que tememos.
LO QUE EVITAS, INVITAS "
Sam Kem
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