Yo veo a muchas personas, igual que Los doctores blancos. Recuerdo el caso de una mujer que vino a mí con la pipa y me pidió ayuda. Ella estaba muy enferma, con una enfermedad pesada y difícil. Le dije que yo la trataría, pero por ese tiempo vino otra persona con una enfermedad muy ligera y no tan seria comparada con la primera mujer. Pero esta segunda persona insistía en seguirme y no me dejaba. Ella no necesitaba mi ayuda. Ella podía ayudarse a sí misma, pero seguía exigiendo cada vez más. Para mí, esto dificultó mucho concentrarme en la mujer con la enfermedad seria. Nosotros sabemos que para que nuestras ceremonias funcionen y que las personas realmente mejoren, debemos tener un sólo enfoque. Debemos tener a todos con una sola mente en la ceremonia para que venga el poder. Pero esto es difícil si tienes que tratar a muchas personas, todas exigiendo igual tratamiento cuando ellas no son iguales. Algunos necesitan cuidar de ellos mismos. No nos necesitan. Así que las personas necesitan tomar tiempo para pensar profundamente sobre la medicina, su cuerpo y el doctor, y poner toda su energía en crear la relación. Cada vez más, las personas verán que habrá menos curanderos por algún tiempo, porque quizás las personas necesitan aprender a hacer las cosas por ellas mismas.
Algunos doctores, doctores blancos, han acudido a mí y han pedido mi consejo, pero parece que ellos principalmente quieren saber sobre mis medicinas y cómo se preparan. Yo intento decirles que cada curandero es diferente. Cada uno tiene poderes diferentes, su propia visión y su propio don. Quiero que sepan que ellos tienen un don y tienen que encontrar su propia fuente de curación. Yo no puedo ayudarlos con medicinas. Sólo puedo decirles cómo pensar profundamente sobre las medicinas, el cuerpo, la persona y la curación.
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