La pasión y la complicidad son ingredientes fundamentales para mantener
una pareja sana
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El amor puede ser de
muchos colores y sabores, hay amores que matan y amores sosegados y dulces. En
el amor caben muchas posibilidades y no siempre el amor es ciego. Amar es un esfuerzo
al que hay que dedicar mucho tiempo, algunos les ha durado toda una
vida y otros se han quedado en el camino; nos han dado alegrías o nos han
proporcionado tristezas. Pero, básicamente, existen algunos tipos de amor que
se repiten entre las parejas.
Cuando se enciende la llama
Para amar es necesario que
sean dos y en el amor tiene que haber una elección, tal vez la más importante
de todas, pues con esa persona compartiremos las responsabilidades de la vida,
la casa, los hijos y nuestras penalidades y alegrías.
Esta elección se
puede realizar de dos formas, una puramente racional u otra emocionalmente
intuitiva. Y las razones por las cuales se elige a una pareja, básicamente son:
que tú la o la amas, porque el o ella te ama; porque te gusta alguien que pueda
ser tu mejor amigo o porque te gusta alguien con quien pueda tener una relación
sexual satisfactoria.
El instinto de amar no es un invento, no es una idea filantrópica, el deseo de amar es una necesidad del ser humano que satisface buena parte de sus expectativas en la vida y le integra en el mundo, dando expresión a sus cualidades más positivas. Amar es el acto más generoso, aunque pueda trasformarse, en algunas ocasiones, en el más egoísta de los sentimientos hacia el otro. Cuando existe el amor entre dos personas se generan dos clases de sentimientos diferenciados, aunque el uno necesite del otro para ser completo. Al amar se satisface un ansia, un deseo de prodigar ternura y constituye una clase especial de realización. Ser amado sacia otra necesidad, el deseo individual de ser querido y apreciado. Si amar constituye una clase especial de realización, ser amado es la recompensa que se le otorga. Estos dos sentimientos pueden existir independientemente, deben ser diferentes y es necesario diferenciarlos. Amar significa anhelar a alguien, y la satisfacción de ser objeto de la ternura de otra persona tiene, sobre todo, el carácter de halago del yo y se relaciona con el sentimiento de la vanidad satisfecha., del orgullo complacido, aumenta la valoración de uno mismo. El amor es una emoción que se desarrolla a edad temprana. Cuando es positivo, constituye la base de los logros humanos y es el germen de la tolerancia, el autosacrificio, la amistad y muchas otras manifestaciones que pueden disfrutarse en las relaciones sociales. Usado negativamente y cuando se dirige hacia uno mismo, se trasforma en vanidad, egocentrismo y orgullo; distorsionado se puede trasformar en odio y unido al miedo encelos. Dentro de una relación de pareja no solo amar y ser amado es el alimento que proporciona satisfacción, también se busca la protección y la ayuda mutua, la confianza y la seguridad, sobre todo cuando ya se ha cumplido una edad madura en la que el sexo pasa a un segundo plano y se anhela, sobre todo, la estabilidad presente y futura.
El instinto de amar no es un invento, no es una idea filantrópica, el deseo de amar es una necesidad del ser humano que satisface buena parte de sus expectativas en la vida y le integra en el mundo, dando expresión a sus cualidades más positivas. Amar es el acto más generoso, aunque pueda trasformarse, en algunas ocasiones, en el más egoísta de los sentimientos hacia el otro. Cuando existe el amor entre dos personas se generan dos clases de sentimientos diferenciados, aunque el uno necesite del otro para ser completo. Al amar se satisface un ansia, un deseo de prodigar ternura y constituye una clase especial de realización. Ser amado sacia otra necesidad, el deseo individual de ser querido y apreciado. Si amar constituye una clase especial de realización, ser amado es la recompensa que se le otorga. Estos dos sentimientos pueden existir independientemente, deben ser diferentes y es necesario diferenciarlos. Amar significa anhelar a alguien, y la satisfacción de ser objeto de la ternura de otra persona tiene, sobre todo, el carácter de halago del yo y se relaciona con el sentimiento de la vanidad satisfecha., del orgullo complacido, aumenta la valoración de uno mismo. El amor es una emoción que se desarrolla a edad temprana. Cuando es positivo, constituye la base de los logros humanos y es el germen de la tolerancia, el autosacrificio, la amistad y muchas otras manifestaciones que pueden disfrutarse en las relaciones sociales. Usado negativamente y cuando se dirige hacia uno mismo, se trasforma en vanidad, egocentrismo y orgullo; distorsionado se puede trasformar en odio y unido al miedo encelos. Dentro de una relación de pareja no solo amar y ser amado es el alimento que proporciona satisfacción, también se busca la protección y la ayuda mutua, la confianza y la seguridad, sobre todo cuando ya se ha cumplido una edad madura en la que el sexo pasa a un segundo plano y se anhela, sobre todo, la estabilidad presente y futura.
Existen dos clases de amor:
Amor de compañeros, que es una amistad amorosa entre un hombre y una mujer,
basado en el afecto, la confianza, respeto, lealtad y conocimiento íntimo
mutuo; y amor apasionado, que se caracteriza por su estado emocional salvaje,
en el que se genera confusión de sentimientos. Hay ternura y sexualidad, júbilo
y dolor, ansiedad y descanso, altruismo y celos. El amor apasionado es limitado
(de 6 a 30 meses) con posibilidad de resurgir a veces.
Además,
hay una serie de principios por los cuales se explica cómo se forman las
parejas y cuáles son los rasgos generales por los que una persona se siente
atraída por otra
• Proximidad. El contacto
mantenido entre dos personas de forma frecuente genera confianza, de tal manera
que estos dos sujetos se encuentran más cómodos y llegan a predecir el
comportamiento del contrario, además, la proximidad puede crear la atracción.
Sin embargo, tiene que haber un sentimiento más fuerte para que esta relación
llegue a ser armónica, ya que puede resultar el efecto contrario, que esta
proximidad llegue a invadir la vida privada y la relación se convierta en
irritante.
• Apariencia física. Siempre resulta placentero observar lo que es bello y se tiende a pensar
que cuando existe una envoltura bonita el interior también será igualmente
bonito. La popularidad que va unida a las personas que son agraciadas
físicamente, la seguridad que proporciona así como la autoconfianza, son
elementos que atraen de forma importante a los demás.
• Características personales. No tienen por qué ser las que realmente poseemos sino las que perciben
los demás de nosotros. La generosidad, sentido del humor y el buen carácter son
cualidades que procuran comodidad en las relaciones. La competencia, siempre y
cuando sea moderada, es otra cualidad que la gente admira, pero el
perfeccionismo se percibe con rechazo, porque recuerda a los demás sus propios
defectos.
• Similitud. Los miembros
de una pareja tienden a tener características similares en cuanto a raza,
cultura, edad, status, religión, educación, inteligencia, valores y
actividades. Aunque es probable que, si satisfacen los requerimientos de uno y
del otro, los contrarios se atraigan hasta cierto punto. Esto no sucede así
cuando se trata de personas de baja autoestima, por el reforzamiento de las
conductas propias en el otro.
•
Reciprocidad. Somos atraídos por las personas que atraemos y
consideramos que con ello demuestran su “buen gusto y criterio”. Esta
relación revierte en los sujetos de baja autoestima, porque nunca lo
consideran sincero.
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