Síndrome de Peter Pan
Los adultos incapaces de crecer camuflan bajo esta actitud importantes carencias emocionales
Son adultos sólo en apariencia porque su actitud continúa siendo la de alocados niños y adolescentes que no se responsabilizan de sus actos. Las personas que padecen el síndrome de Peter Pan o de Inmadurez Emocional son incapaces de crecer, y su alegría y seguridad suelen ser una máscara que esconde su inseguridad y temor a no ser queridos. Aunque difícil de solucionar porque es un problema que no reconoce quien padece el trastorno, puede superarse con terapia psicológica y ayuda de sus parejas o familiares.
Incapaces de crecer, hijos que nunca creen apropiado marcharse de casa, cuarentones con una vida social típica de un adolescente, amistades y grupos de salida mucho más jóvenes… Se trata de personas que, a pesar de haber alcanzado la edad adulta, son inmaduros emocionales y no quieren o son incapaces de crecer y afrontar las responsabilidades que conlleva la vida adulta. Son personas que padecen el denominado síndrome de Peter Pan, un nombre que se basa en el conocido personaje de la literatura infantil creado por el escocés James Matews Barrie en el año 1904. La primera vez que se utilizó el nombre de Peter Pan, haciendo alusión a un problema emocional fue en el año 1966, cuando el psiquiatra Eric Berne se refirió con este nombre al niño que todo adulto lleva dentro y que está centrado sólo en satisfacer sus propias demandas y necesidades. Casi veinte años más tarde, en 1983, el psicólogo Dan Kiley escribió en un libro en qué consistía el que ya denominaba como "síndrome de Peter Pan". El psicólogo lo aplicaba, tal y como se continúa haciendo en la actualidad, para definir a los adultos que no quieren o se sienten incapaces de crecer. Un año después utilizó el término de "Síndrome de Wendy" para describir a quienes actúan como padre o madre con su pareja o con la gente más próxima, liberándoles de la asunción de responsabilidades.
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