Yo he definido el contacto como la capacidad de ser, estar y sentir con otro ser.
Yo soy yo, yo estoy contigo y yo te siento.
Un contacto profundo es un contacto profundamente corporal y profunda-mente espiritual.
El primer temor que todo hombre o mujer es bueno que abandone, es el temor al cuerpo del otro y al propio cuerpo.
El cuerpo es aquella parte de nuestra alma que vemos.
Merece que lo consideremos, pues sin él no podemos ser, ni estar, ni sentir. El cuerpo no es un enemigo; es nuestro vehículo de existencia, de unidad y de creación.
Aprender a tocar y a tocarnos sin temores y, especialmente, sin temores sexuales, es un primer avance hacia el conocimiento del ser humano.
Tocar, abrazar, rodar abrazados; crear unidos es un primer avance hacia la confianza mutua.
¿Cómo ver el corazón de un hombre o mujer, si no vemos su cara ni percibimos su temperatura?
Tocar el cuerpo es el primer avance hacia los hilos invisibles de la humanidad.
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