Piense en alguien que sea poderoso. ¿Esa persona grita como una gallina o mira en silencio como un lobo?
Los lobos no gritan, ellos tienen un destello de fuerza y poder que les hace observar en silencio. Solamente los poderosos, sean lobos, hombres o mujeres, responden a un ataque verbal con el silencio.
Además de eso, quien evita decir todo lo que le provoca, raramente se arrepiente por lastimar a alguien con palabras ásperas e inconvenientes. Exactamente por esto, la primera y la más obvia señal de poder sobre sí mismo es el silencio en momentos críticos.
Si usted está en silencio, observando el problema, demuestra que está pensando, sin tiempo para debates inútiles. Si es una discusión que ya dejó el terreno de la razón, quien calla muestra que ya venció, aún cuando el otro lado insiste en gritarle su derrota.
Observa, sonría, calle y siga adelante. Recuerde que hay momentos para hablar y hay momentos para callar. Escoja cuál de esos momentos es el correcto, aunque tenga que esforzarse para esto.
Por alguna razón, probablemente cultural, fuimos entrenados para la idea falsa de que estamos obligados a responder a todas las preguntas y atacar a todos los que nos atacan. ¿No es verdad? Usted debe responder y discutir solamente lo que quiere discutir. Usted no está obligado ni a atender su celular.
Hablar es algo que se escoge, no es una exigencia por más que parezca así. Si escogemos el silencio veremos que, muchas veces, puede ser poderoso...
Está escrito:
«El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias» (Proverbios 21:23).
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