Aun recuerdo cuando mi padre me dijo que ya era momento de dejarla ir.
Aunque su ala sana la hizo cantar, me dijo que el ave que cuidé no era mía.
Déjala ir, desprendete, me dijo, parece descorazonador......
y aunque sanarás de ello, eterno te parecerá.
Aunque la pena me embargó, mi padre me abrazó y pude dejarla ir.
Años pasaron desde entonces, mi padre ya no está,
pero oigo sus palabras:
Déjala ir
.
Hay tanto de la vida que no vivimos cuando
nos aferramos a cualquier cosa
Déjalo ir.
Desprenderse abre el corazón.
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