Preocuparse de manera exagerada no sólo no conduce a nada bueno, sino que además produce un gran malestar, interfiere en el trabajo y no te deja dormir. Sin embargo, puedes utilizar algunas técnicas sencillas para combatirla. Llegas a casa después de un día difícil. Ha habido algunos problemas en el trabajo y, aunque parece que todo está solucionado, no eres capaz de olvidar lo sucedido. Se te ocurren un montón de cosas que tenías que haber dicho en esa reunión y no dijiste, la sensación de haber cometido algún error te pone nervioso y tienes miedo de quedar mal ante tu socio o superior. Repasas mentalmente una y otra vez todo lo sucedido, cada palabra dicha, cada decisión tomada; encuentras fallos, analizas, recuerdas una frase concreta y te preguntas qué quiso decir realmente uno de tus compañeros con eso. Al final el cansancio te puede, y decides ver un rato la tele y no pensar más en eso por el momento, pero llega la hora de dormir y, mientras estás en la cama, empiezas de nuevo...
!No hay nada más apasionante que hacerse preguntas, cuestionarse la vida y preguntarse todo lo que es importante para cada uno¡