La Nueva Tierra está aquí.
Por Brinda Mair
La Nueva Tierra ya está aquí pero sólo se puede ingresar a ella por vibración.
Es como los sistemas de seguridad de sofisticadas cajas a las que un tono exacto sólo puede revelar su contenido.
Cuando buscamos en Tercera Dimensión el camino del Espíritu muchas veces estamos parados en el borde del umbral de la Morada del Padre, pero no lo vemos.
Decimos ¿dónde está?
Y está a nuestro lado, pero no nos es posible descubrir su entrada.
Ella se hace nada más visible a los niños que cada uno tiene dentro, pero cuando el niño está sano. Si el niño está enfermo, tendrá tanto dolor que no podrá jugar ni descubrir la puerta secreta que los elementales del bosque conocen bien.
O si la vemos tenemos mucho miedo de traspasar el umbral porque en algún punto sabemos que nunca más podremos volver a ser como éramos.
¡Y por cierto que tenemos razón!
Los apóstoles del Cristo lo supieron al seguirlo.
Y nosotros, nuestro ser inferior, también lo sabe o lo sospecha.
Por eso es que pese a todas nuestras lamentaciones de por qué no nos iluminamos, si pudiéramos dar un paso al costado de nosotros mismos, bien podríamos saber lo que sí sabemos pero no nos lo atrevemos a decir ni a nosotros.
Primero porque para atravesar el umbral debemos dejar del otro lado todas nuestras cargas, nuestros apegos de todo tipo y seguir adelante.
Tememos dejar en el camino a los que amamos no incondicionalmente, porque si fuera así comprenderíamos que le restan aprendizajes que no podemos hacer por ellos.
Y nada nos detendría para seguir al Cristo.
Cuando atravesé esa etapa mi Alma me reclamaba diciéndome “tienes miedo de dejar que entierren a un muerto. Te estás aferrando al arcón de los recuerdos. Deja de cargar lo que ya no puede ni debe ser cargado.... Si no lo haces, la Fuente no puede abrírsete y todo lo que te está reservado no puede llegar a ti”.
Y yo ni sabía de qué me estaba hablando....
¡No sabía qué quería que soltara!
¡Cómo me costó!
Lo que cargaba no se veía en 3D ni tampoco con lo que yo alcanzaba a ver en 4D.
No cargaba familia ni posesiones materiales ni creencias de las que casi todos tenemos y que generalmente surgen del entorno donde vivimos o las heredamos de nuestra familia, de nuestra experiencia. Todo lo visible desde mí lo había sacado, porque al igual que muchos de Uds. había hecho todo tipo de técnicas de perdón, de renacimiento, etc. etc., y seguía igual pero sin saber por qué.
Sin duda que había más... ¿pero dónde buscar?
Como mi Alma insistía y ya había encontrado el canal para comunicarse conmigo, le pedí que me ayudara a ver y la asistencia llegó.
Vi entonces que cargaba odios, culpas, frustraciones, miedos que habían sido de mi padre, de mi madre, de mis abuelos con los que me crié y que por amor, inconscientemente los hice míos y cargué con ellos durante años, viviendo sus aprendizajes no resueltos como si fueran míos . Continué sus vidas. Mi vida no fue mía hasta que tomé conciencia de eso. En distintas etapas a lo largo de los años los reviví desde mi arcón de los recuerdos y viví lo que ellos habrían vivido, como si estuviera rindiendo un examen a “alguien” pero sin ni siquiera tomar conciencia de lo que estaba haciendo.
Era tan sutil, tan difícil de ver desde mi visión de aquél momento, que hubiera sido imposible de lograrlo sin la ayuda de mi Alma que no olvidó el camino del Plano Azul Original para regresar al Espíritu.
Si no hacemos este trabajo. Si sólo sacamos “lo evidente”, no podemos seguir avanzando.
En nuestra casa, barremos, limpiamos con los mejores limpiadores, pero a nadie se le ocurriría hacer un estudio bacteriológico de los habitantes invisibles (microbiológicamente hablando) de su hogar.
¡Total! “la casa está superlimpia”.
Los microbios amigos, les decimos que no nos hacen nada si están dentro de los niveles de concentración aceptables, no nos molestan salvo que se pasen de la raya. Entonces sí buscamos métodos de esterilización.
Desde 4D lo que cargamos en la polaridad negativa muchas veces no llega a enfermarnos. Simplemente son cargas que no nos permiten avanzar. Al igual que los microbios del hogar, buscamos detectarlos cuando sobrepasan el nivel de concentración tolerable. Pero mientras tanto “no me hacen nada, no me molestan, ni siquiera sé que están”. Son tan míos como los ectoparásitos de nuestra piel.
“Vivre est laisez vivre”, “Vivir y dejar vivir”.
Lástima que el Espíritu no opine lo mismo que nosotros y también desee que miremos hacia los parásitos psíquicos (por ejemplo), formas pensamiento y emociones, consideradas desde hecho desde nuestra visión, como saprófitas, benignas, tan sólo porque su nivel de concentración es tolerable y ni los sentimos.
¡Tanto tiempo hemos cargado con ellos! ¿acaso nos matan? No. Sólo nos parasitan y sin duda, los cargamos.
Pero para atravesar el Alfa y el Omega, el Agujero de la Aguja, el Umbral donde el Cristo nos aguarda, debemos pasar sin ellos.
¿Pero cómo hago para verlos si yo me veo limpio?
Aumentando la resolución de nuestros lentes.
Si con los que vemos, vemos sólo lo aparente, pues aumentemos los grados de visión.
Desarrollemos la visión interna.
¿Pero cómo se logra eso?
Pues primeramente deseando VER LO APARENTE,
Si no tengo aún desarrollada la visión espiritual es porque hay cosas que no quiero ver en el Aquí y el Ahora.
Porque si las viera debería dejar de engañarme.
Si vivo en la mentira y acepto la mentira ¿cómo voy a ver espiritualmente?
Recuerden, para el Espíritu TODO ES REAL.
No acepta que yo actúe con El como lo puedo hacer con mis semejantes apareciendo como una persona buena y esforzada y luego en otro contexto ponerme la máscara de la Dualidad y no ser ni tan buena ni tan esforzada, pero a los otros les muestro lo que quiero que crean de mí.
Pero el Espíritu y la energía ES REAL.
NO ACEPTA LA MASCARA
No le puedo pedir la visión espiritual para utilizarla cuando me convenga, para sólo mostrarme como un iluminado ante los demás.
Como mi Ego/Niño Interior lo sabe, en algún rincón oculto, mientras yo pido “videncia” él en silencio me boicotea y susurra “no la quiero”.
Si tuviera lo que pido porque pasara algún espíritu de justicia y dijera “SEA”,
¡Sufriría tanto!
Porque las máscaras de los que me rodean en principio se caerían hasta que mi propia máscara me pesara tanto que tampoco la podría seguir cargando. Y podría ser tan brusco el cambio que hasta me podría enfermar.
Como mecanismo de defensa no veo nada, no escucho a mis guías, espiritualmente CERO.
Y no queda más remedio que seguir detenido en ese tiempo sin tiempo en que nada en apariencia ocurre, esperando algo...
Esperando, nada más que me ilumine y acepte...
Acepte mi propia negatividad, acepte la de los otros y no busque cambiar nada.
Sólo amar y comprender y aceptar mi propia limitación como criatura humana que soy
En ese momento, en la revelación de la aceptación, en el renunciamiento a mis creencias...
Sin darme cuenta, en ese preciso momento, traspasé el umbral de la Nueva Tierra.
Y amo a mi Ego/Niño Interior y comprendo su limitación y el que no quisisera abandonar la materia corruptible a la cual se aferraba.
¿Y qué ocurrió ...?
¿desaparecí acaso de la tercera dimensión?
Pues para algunos seres sí desaparecí porque vibracionalmente me volví invisible para ellos y no pueden verme ni encontrarme
¿Soledad entonces?
Pues tampoco porque llegan nuevos amigos en el nuevo tono en el que mi ser vibra.
¿Morí acaso?
En cierta forma sí, a mis creencias sobre mí mismo. Morí a quién era y ya no soy.
Y todo cambia...
Y me encuentro y me reencuentro...
Y sé quién Soy.
Que el Espíritu nos guíe Siempre
Con Amor Incondicional
Brinda Mair
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