Todos deberíamos tener un lugar privado para entregarnos a la ensoñación , con un letrero que diga: ¡SILENCIO¡, SOÑADOR TRABAJANDO. Después, cada uno debería ir cada día a pasar el tiempo soñando despierto. Si esto escandaliza a algún trabajador empedernido, esa es precisamente nuestra verdadera intención.
Los estudios han demostrado que los soñadores son los individuos más creativos, competentes y exigentes cuando hacen volar su imaginación en la forma correcta. Mucha gente piensa que los soñadores son personas ineficaces de mentes ociosas que van a la deriva sin hacer nada bueno. Pero tales críticas están erradas... y de igual manera lo estaremos nosotros si creemos en ello.
En opinión de los expertos, las personas que pasan el tiempo divagando diariamente de arriba para abajo en las rutas de su pensamiento, no sólo son más saludables –física, mental y emocionalmente- sino que sus pensamientos vaguen futilmente sin un destino verdadero.
La Dra. Joan T. Freyberg, una psicoterapeuta de la ciudad de N.Y., cree que la ensoñación ayuda a la gente a aprender, a concentrarse , a renovar sus energías y a lograr una mejor relación con sus colegas. Se ha dado cuenta además de que los pacientes que son buenos soñadores responden más rápidamente a los tratamientos y están mejor capacitados para superar los problemas que ocasionan la tensión y la fatiga. Otra psicoterapeuta , descubrió que las personas a quienes se les enseña a fantasear se vuelven más comunicativas y tienen mayor éxito en sus relaciones.
Algo importante sucede cuando uno sueña despierto: se conoce mejor así mismo. Es muy difícil ser amigo de sí mismo, pero quienes tienen amor propio y se conocen bien son muy genuinos, naturales y originales. Ellos han aprendido a relacionarse con su ser interno y eso lo hace más capaces de comunicarse con los demás.
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