LA DIDÁCTICA DE LA DISOLUCIÓN DEL YO
La mejor didáctica para la disolución del Yo, se halla en la vida práctica intensamente vivida.
La convivencia es un espejo maravilloso donde el Yo se puede contemplar de cuerpo entero.
En la relación con nuestros semejantes, los defectos escondidos en el fondo sub-consciente, afloran espontáneamente, saltan fuera, porque el subconsciente nos traiciona y si estamos en estado de alerta percepción, entonces, los vemos tal cual son en Sí mismos.
La mejor alegría para el gnóstico es celebrar el descubrimiento de alguno de sus defectos.
Defecto descubierto, defecto muerto. Cuando descubrimos algún defecto, debemos verlo en escena como quien está viendo cine, pero sin juzgar ni condenar.
No es suficiente comprender intelectualmente el defecto descubierto, se hace necesario sumergirnos en profunda meditación interior para atrapar al defecto en los otros niveles de la mente.
La mente tiene muchos niveles y profundidades y mientras no hayamos comprendido un defecto en todos los niveles de la mente, nada habremos hecho y éste continuará existiendo como demonio tentador en el fondo de nuestro propio subconsciente.
Cuando un defecto es íntegramente comprendido en todos los niveles de la mente, entonces, éste se desintegra, al desintegrar y reducir a polvareda cósmica el Yo que lo caracteriza.
Así es como vamos muriendo de instante en instante. Así es como vamos estableciendo dentro de nosotros un centro de conciencia permanente, un centro de gravedad permanente.
Dentro de todo ser humano que no se halle en último estado de degeneración, existe el Budhatta, el Principio budhístico interior, el
material psíquico o materia prima para fabricar eso que se llama Alma.
El Yo pluralizado gasta torpemente dicho material psíquico en explosiones atómicas absurdas de envidias, codicia, odios, celos, fornicaciones, apegos, vanidades, etc.
Conforme el Yo pluralizado va muriendo de instante en instante, el material psíquico se va acumulando dentro de nosotros mismos, convirtiéndose en un centro permanente de conciencia.
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