En el umbral de la muerte, aprendí lo que realmente es necesario para vivir: Tiempo y Constancia.
En el umbral de la vida, aprendí lo que realmente es necesario para morir: Tiempo e Ignorancia.
En el umbral de la soledad, aprendí lo que realmente es necesario para no estar solo: Lealtad y Comprensión.
En el umbral de la sabiduría, aprendí lo que realmente es necesario para no ser un idiota: Escuchar y Comprender.
En el umbral de la idiotez, aprendí lo que realmente es necesario para ser sabio: Respeto y Perdón.
En el umbral de la juventud, aprendí lo que realmente es necesario para ser viejo: Incapacidad y Tormento.
En el umbral de la vejez, aprendí lo que realmente es necesario para ser joven: Libertad y Sueños.
En el umbral de la incomprensión, aprendí lo que realmente es necesario para ser aceptado: Generoso y Capaz.
En el umbral de la tolerancia, aprendí lo que realmente es necesario para encontrar a Dios: Persistencia y Valor.
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