Hablan dos mujeres que nunca se conocieron,
a una no la recuerdas, a la otra la llamas mamá.
La primera te dio la vida,
la segunda te enseño a vivirla.
La primera te ha creado la necesidad de amor,
la segunda estuvo allí para satisfacerla.
Una te dio la nacionalidad,
la otra un nombre.
Una, la semilla del crecimiento, la otra, el objeto.
Una te ha ocasionado emociones,
la otra ha calmado tus miedos.
Una ha visto tu primera sonrisa,
la otra ha enjugado tus lágrimas.
Una te ha dejado, era todo lo que podía hacer.
La otra rezaba por un niño,
y el Señor la ha guiado hacia ti.
Y ahora me diriges la perenne pregunta:
¿herencia o ambiente?, ¿quién me ha plasmado?
Ninguna de las dos. Sólo dos amores distintos.
Este texto está en:
la Casa de las hermanas de la Caridad de Madre Teresa en la India.
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