Soy un punto en el universo,
y el universo inmerso en un punto.
Universo infinito de matices, emociones, sentimientos y pasiones.
Soy la luz de una estrella que se apaga y su sombra iluminada.
Soy el sonido de las alas de una mariposa,
y el aroma sutil de una flor.
La lluvia en medio del viento,
el viento jugando con las olas,
y las olas rompiendo con el viento.
Soy la risa de la mañana,
el llanto del ocaso,
la rabia y la desesperación
del final de la jornada.
Soy el torbellino de tristeza arrolladora,
la profundidad de un océano de miedo,
el afecto arrebatado
y la frialdad que quema.
Soy contacto y lejanía,
presencia ausente y compañía en la soledad.
Soy aquel que llega sin aviso,
el que permanece,
el que se aleja a paso lento,
el que tiene prisa por marchar.
Soy la palabra que conmueve
que enfurece,
que arrebata,
que no calla.
Soy aquel que destruye mundos conocidos
y construye universos nuevos,
que abraza y acompaña,
que se acerca, que se aleja
que marca distancia y levanta barreras,
que destruye lo obsoleto para construirse de nuevo
a sí mismo y al mundo.
Soy la palabra que se ahoga
en un pozo de sollozos
y lamentos.
Soy balsa que llega a buen puerto,
y un tren cargado de humanidades,
que se aleja sin revelar su destino.
Soy el árbol oculto en la semilla
y el árbol que da frutos.
Soy la verdad y la mentira,
el que quiere ver,
el que esconde la mirada.
El que habla y consuela,
el que lastima por hablar,
el que se calla para no herir
y el que hiere por callar.
La puerta que se abre,
la llave que cierra,
la muralla que separa.
Soy una luz que ilumina la consciencia y
la obscuridad de lo que aún no ha sido revelado.
Soy la mañana y la noche,
el murmullo ahogado en medio de la nada.
Soy la melodía
que arrulla y consuela
al suspiro que mira con pena,
al amor que se le escapa
sin dejar espacio a la esperanza.
Soy silencio estridente.
Soy la mujer que me mira sin mirarme,
el niño que juega a crear mundos invisibles,
la rabia del hombre
que se siente traicionado.
La desesperación de aquel
que agotó la paciencia.
La frutración del que no encuentra lo que busca
y la ilusión del que recibe lo que no espera.
Soy todo y a la vez nada.
El reflejo de un espejo,
que devuelve mil imágenes
sin tener que decir nada.
Soy el tic tac incesante,
que marca las horas
de un tiempo infinito que se acaba.
Soy la eternidad en medio de un instante.
La espera impaciente,
la prisa serena,
ansiedad, nerviosismo y nostalgia.
Arrogancia humilde, humildad soberbia.
Yo soy yo y mi circunstancia.
Soy uno con el mundo.
Soy lo que fui,
soy el que soy,
el que seré,
el que nunca fue,
el que quiso ser y
el que llego a ser.
Soy el movimiento silencioso,
de lo inesperado.
La calma perdida
y el orden del caos.
Soy incertidumbre que duda y
duda transformada
en confianza.
Yo soy yo…
aquel que soy.
Soy todo, soy nada,
soy siempre, soy nunca…
siempre soy aquel que soy
y el que no soy.
Soy yo, soy tú y soy nosotros.
Soy el otro y lo otro.
Soy el que quiere ser,
el que es sin ser y sin ser es.
El que se busca incansable
en su interior,
para terminar encontrándose
en los otros.
El que no espera nada,
el que lo quiere todo.
Simplemente soy ése,
que quiere ser aquel que es
en el instante presente,
con la única certeza,
de no saber
quién será mañana.
Luis Fernando Martínez
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